Muchas veces cuando estamos trabajando
o estudiando nos sentimos saturados y nos tomamos un pequeño descanso. Durante
este descanso podemos dar vueltas por nuestra casa, caminar por la calle para
evadirnos o bajar al parque de enfrente. Un estudio ha demostrado que el
escenario que escojamos juega un papel muy importante para seguir teniendo la
memoria en perfectas condiciones cuando volvamos a la tarea después del descanso.
Para comprobar hasta qué punto caminar
por la naturaleza ayuda a mejorar la memoria, se realizó un experimento. Un grupo de
voluntarios realizó una tarea repetitiva consistente en memorizar números
durante 35 minutos.
A
continuación se tomaron un descanso y formaron 2 grupos.
El grupo 1 bajaría a pasear por la
calle durante su tiempo de descanso.
El grupo 2 haría lo mismo en una
arboleda cercana.
Cuando
terminó el descanso todos los participantes volvieron a realizar la tarea
consistente en memorizar números. Los resultados mostraron que los integrantes
del grupo 2 (los que habían paseado por la arboleda) cometieron un 20% menos de
errores que el grupo que había paseado por la calle durante el descanso.
Si no tienes ninguna zona natural cerca
de tu casa no te preocupes. Un estudio paralelo obtuvo conclusiones similares
mostrando únicamente fotografías (de calles transitadas o de bosques) durante
el tiempo de descanso.
¿Porqué ocurre esto?
La naturaleza nos relaja. Esto no es ninguna
novedad. La explicación científica que subyace a este hecho consiste en que
nuestra atención se divide de 2 formas:
Atención involuntaria
Es
un tipo de atención sobre el que no tenemos control y está directamente
relacionada con nuestra supervivencia. Se activa cuando estamos en la calle y
vemos a un autobús acercarse.
Atención dirigida
Sirve
para tomar una decisión de actuación sobre nuestra atención involuntaria.
Además del autobús también tenemos que tener en cuenta el resto de tráfico, los
peatones y los semáforos. La atención dirigida nos ayuda a tomar una decisión
rápida frente a tantos estímulos.
Cuando paseamos por la calle nuestra
mente no termina de descansar y mantiene activados los dos tipos de atención de
manera constante.
Por
el contrario cuando paseamos por un ambiente natural tan sólo utilizamos la
atención involuntaria. La
naturaleza tiene menos peligros para nuestra supervivencia y podemos
desconectar momentaneamente la atención dirigida. Puedes dejar la mente
en blanco e ir caminando por el campo, bosque o montaña sin hacer prácticamente
uso de tu atención dirigida.
La
consecuencia de todo esto es clara. Utilizar los dos tipos de atención durante
nuestro descanso supone un esfuerzo mental que luego nos hará rendir menos.
Alguien
pensará que acostarse un rato en el sofá con los ojos cerrados también ayuda al
descanso. Tiene razón. Sin
embargo hay ocasiones en las que tenemos que desconectar y salir a que nos dé
el aire. Es en estos casos cuando debemos encontrar un ambiente natural.
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