Tenemos un infinito poder creador y creamos
nuestra propia realidad y también creamos el tipo de relación que tenemos con
nosotros mismos:
“Si no estamos conformes con quienes somos, si
tenemos una opinión desfavorable acerca de nosotros mismos o si nos criticamos
permanentemente, es decir, si nos tratamos sin amor, esa acumulación de juicios
negativos nos conducirá inevitablemente a experimentar culpa”.
En
el sistema de creencias del ego, a la culpa le corresponde un castigo, y para
que nuestra vida se ajuste a esa percepción equivocada que tenemos de nosotros
mismos modificamos nuestra realidad (de manera inconsciente) para recibir
efectivamente ese castigo, el que nos llega en forma de conflictos, fracasos o
enfermedades.
En cambio, si nos sentimos a gusto tal como
somos, si tenemos una relación saludable con nosotros mismos, si somos capaces
de vernos amorosamente en cualquier circunstancia, es decir, si nos queremos
sin condiciones, entonces nos sentiremos naturalmente merecedores de todo lo
bueno, y de cualquier cosa que anhelemos. Y así ejerciendo nuestra facultad milagrosa de crear,
haremos que nuestra vida refleje la plenitud, el bienestar y el amor que
desarrollamos primero y necesariamente en nuestro mundo interior.
“… un día querrás saber quien eres, querrás
realmente enamorarte completa e incondicionalmente de la persona que siempre
vivirá contigo: tú mismo(a).
… entonces, al encontrarte contigo mismo(a),
podrás tener luego las mejores relaciones con otras personas…
Entonces, ya no será por necesidad que
compartas tu vida con alguien, sino por
puro amor incondicional, en abundancia y para siempre.
Y entonces sabrás, que la forma de sentirte
completo(a), solamente puede venir a través del amor a ti mismo(a) .”
La
clave para emitir amor al exterior… es indispensable, necesario, escencial,
imprescindible amarme y gustarme a mi mismo desde mi interior.
NO ES LA VOLUNTAD LA QUE ME CAMBIA, ES EL AMOR QUE ME DOY
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