El Sol podrá mantener la vida
terrestre (tal como la conocemos) mientras radie energía como lo hace ahora, y
a este período de tiempo podemos ponerle ciertos límites.
La radiación del Sol proviene de la fusión del hidrógeno a helio. Para
producir toda la radiación vertida por el Sol hace falta una cantidad ingente
de fusión: cada segundo tienen que fusionarse 654.600.000 toneladas de
hidrógeno en 650.000.000 toneladas de helio. (Las 4.600.000 toneladas restantes
se convierten en energía de radiación y las pierde el Sol para siempre. La
ínfima porción de esta energía que incide sobre la Tierra basta para mantener
toda la vida de nuestro planeta).
Nadie diría que con este consumo
tan alto de hidrógeno por segundo el Sol pudiera durar mucho tiempo, pero es
que ese cálculo no tiene en cuenta el enorme tamaño del Sol.
Su masa totaliza
2.200.000.000.000.000.000.000.000.000
de toneladas
(más de dos mil cuatrillones) de toneladas. Un 53% de esta masa es
hidrógeno, lo cual significa que el Sol contiene en la actualidad
1.166.000.000.000.
000.000.000.000.000 de toneladas, aproximadamente, de hidrógeno. (Para satisfacer la
curiosidad del lector, diremos que el resto de la masa del Sol es casi todo
helio. Menos del 0,1% de su masa está constituido por átomos más complicados
que el helio. El helio es
más compacto que el hidrógeno.
En condiciones idénticas, un número dado de átomos de helio tiene una
masa cuatro veces mayor que el mismo número de átomos de hidrógeno. O digámoslo
así: una masa dada de
helio ocupa menos espacio que la misma masa de hidrógeno. En función del
volumen, el hidrógeno ocupa el 80% del Sol).
Si suponemos que el Sol fue en
origen todo hidrógeno, que siempre ha convertido hidrógeno en helio al ritmo de
654 millones de toneladas por segundo y que lo seguirá haciendo hasta el final,
se calcula que ha estado radiando desde hace unos cuarenta mil millones de años
y que continuará así otros sesenta mil.
Pero las cosas no son en realidad
tan simples. El Sol es una "estrella de la segunda generación",
constituida a partir del gas y polvo cósmicos desperdigados por estrellas que
se habían quemado y explotado miles de millones de años atrás.
Así pues, la materia prima del Sol contenía ya mucho helio, desde el
principio casi tanto como tiene ahora. Lo cual significa que el Sol ha estado
radiando durante un ratito solamente (a escala astronómica), porque sus
reservas originales de hidrógeno sólo han disminuido moderadamente. El Sol puede que no tenga más de
seis mil millones de años.
Pero además es que el
Sol no continuará radiando exactamente al mismo ritmo que ahora. El
hidrógeno y el helio no están perfectamente entremezclados. El helio está
concentrado en el núcleo central, y la reacción de fusión se produce en la
superficie de este núcleo.
A medida que el Sol siga
radiando, ese núcleo de helio irá adquiriendo una masa cada vez mayor y la
temperatura en el centro aumentará. En última instancia, la temperatura sube lo
suficiente como para transformar los átomos de helio en átomos más complicados.
Hasta entonces el Sol radiará más o menos como ahora, pero una vez que comience
la fusión del helio, empezará a expandirse y a convertirse poco a poco en una
gigante roja. El calor se
hará insoportable en la Tierra, los océanos se evaporarán y el planeta dejará
de albergar la vida en la forma que conocemos.
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