Plutón es notable por ser el
planeta más alejado del Sol (su distancia media es de 5.790 millones de
kilómetros.) Claro está que alguno había de ser el más distante, y ése es
precisamente Plutón.
Pero ahí no para la cosa. Plutón posee ciertas características poco
usuales, que lo distinguen de los otros ocho planetas y hacen de él un objeto
de notable curiosidad para los astrónomos.
Por ejemplo:
Plutón tiene la órbita más
elíptica de entre los planetas principales. Una circunferencia perfecta tiene una
excentricidad de cero. La excentricidad de la órbita terrestre es de sólo
0,017, de modo que es casi circular. La de Plutón, en cambio, es de 0,25. Unas
veces se halla a sólo 4.340 millones de kilómetros del Sol mientras que otras
se aleja hasta 7.240. Es
más, cuando Plutón alcanza su punto más próximo al Sol, se halla más cerca de
éste que Neptuno, dejando así de ser, durante un rato, el planeta más
alejado. En la actualidad se mueve más cerca del Sol que Neptuno y seguirá así
durante unos cuarenta años.
Plutón tiene una órbita más
inclinada que cualquiera de los planetas principales. Si alineásemos a
todos los planetas (dentro de sus órbitas) a un mismo lado del Sol, todos
quedarían más o menos en fila india, todos excepto Plutón. La órbita de Plutón está
inclinada 17 grados respecto a la nuestra y, por tanto, quedaría muy por
encima o muy por debajo de la posición general de los demás planetas. (Por eso Plutón nunca podría chocar con
Neptuno al cruzar la órbita de éste, pues la cruzaría muy por debajo.)
Los ocho planetas distintos de
Plutón se dividen en dos grupos. Primero están los cuatro planetas cercanos al
Sol: Mercurio, Venus, Tierra y Marte; todos ellos son pequeños, densos y tienen
una atmósfera relativamente escasa. Luego están los cuatro planetas exteriores:
Júpiter, Saturno Urano y Neptuno; planetas gigantes, de baja densidad y enormes
atmósferas. Lo cual deja
fuera a Plutón, que figura entre los "gigantes gaseosos", pero
que es un mundo pequeño y denso como los planetas interiores. Indudablemente,
está fuera de lugar.
Si nos olvidamos de Mercurio y Venus, cuya gran proximidad al Sol ha hecho que los efectos
gravitatorios hayan disminuido su velocidad, podemos decir que todos los
planetas giran con rapidez alrededor de sus ejes. Los períodos de
rotación oscilan entre diez y veinticinco horas. Plutón, sin embargo, tiene un
período de rotación de 153 horas: casi siete días.
¿A qué responden todos estos extremos? ¿Hay alguna razón para que Plutón
sea tan diferente?
Una conjetura especialmente
interesante es la siguiente. Supongamos que Plutón no fuese antes un planeta,
sino un satélite de Neptuno. Y supongamos también que una catástrofe cósmica
de algún tipo lo sacara de su órbita y lo colocara en otra, planetaria e
independiente.
En ese supuesto, la naturaleza de la explosión (sí es eso lo que fue)
muy bien pudo lanzarlo a una órbita inclinada, que, sin embargo, sigue trayendo
a Plutón una y otra vez hacia Neptuno, que es de donde había partido.
Como satélite, sería pequeño y
quizá denso, en lugar de un gigante gaseoso como los verdaderos planetas
exteriores. Y, por otro lado, giraría alrededor de su eje en el mismo tiempo que
tardaba en girar alrededor de Neptuno, gracias a la atracción gravitatoria de
éste. (Esto es cierto en general para los satélites; y es cierto, en
particular, para la Luna.) En
ese caso, el período de rotación de Plutón podría muy bien ser de una semana.
(El período de rotación de la Luna es de cuatro semanas.) Puede que Plutón, al ser
arrancado de Neptuno, conservara su período de rotación, adquiriendo así un
período muy raro para un planeta.
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