La paz interior que anhelas está muy
cerca si sacas tiempo para entrar en el espacio luminoso de lo beatífico.
Un buen medio es aprender a aquietarte,
relajarte y meditar.
No es arduo si creas el hábito de hacerlo.
En el oriente
un niño aprende eso desde pequeño y obtiene todas las ganancias que esas
vivencias nos regalan.
Practica la relajación diaria y serás
mucho más sereno y ecuánime,
más compasivo y tolerante.
En internet busca la música de Deuter
que es tan hermosa, busca un lugar tranquilo, recuéstate y sigue cuatro pasos:
1. Cierra tus ojos y haz respiraciones pausadas un buen
rato.
2. Distensiona tu cuerpo de
pies a cabeza.
3. Visualízate en un lugar precioso
para controlar tu mente. Rueda un video allí observando y palpando la belleza.
4. Hazte consciente de la amorosa
presencia de Dios como tu Amado. Siéntelo, vívelo, respíralo, ámalo y
vibra con su amor.
Al
inicio suele costar y lo haces mejor si te guían.
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