La
atleta Joy Johnson a sus 86 años había corrido 25 veces la
maratón de Nueva York. Este año murió un día después.
Había
sufrido una caída en el kilómetro 32, se golpeó la cabeza, se negó a ser
hospitalizada y completó la prueba en algo menos de ocho horas.
Desde 2011 era la mujer más anciana en correr y era una
figura admirada por su
entusiasmo y entrega.
Joy Johnson comenzó a practicar esta disciplina a los 59 años y corría entre 40 y 90 kilómetros
cada semana.
Todo un ejemplo de cómo el problema no está en la vejez
sino en aislarse y en marginarse de la vida.
Sí el problema no son los años sino la quietud, los caprichos, las
quejas y un negativismo paralizante.
Las
dolencias y las enfermedades nacen de emociones negativas y de una actitud
negativa tan común en un buen número de ancianos.
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