Hacer afirmaciones te empodera y te saca del precipicio. Por eso te
invito a asumir esta autoafirmación:
Me acepto como soy, valoro mis talentos, reconozco mis vacíos y elijo ser bueno
conmigo mismo y con los demás.
Sé que me conviene ser realista y
compasivo, aceptar a los
demás como son y no juzgarlos ni culparlos.
Veo el resplandor de Dios en tantos seres
buenos y elijo concentrarme
en lo positivo que hay en mí y en los otros.
Creo en mi fuerza interna y sé que con
paciencia soy capaz de neutralizar los impulsos negativos y estar en paz.
Una voluntad firme es mi mejor aliada en el desafío de ser mejor y dejar una buena
huella en este planeta.
Me amo, quiero controlar mis excesos y estimulo mi
creatividad para no caer en el sopor de la rutina.
Abro las puertas a la alegría, soy agradecido y elijo amar aquí y ahora
en constante unión con Dios.
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