1.
Un llanto especial
En
este país asiático todos los ciudadanos estuvieron obligados a acudir en el año
2012 al funeral del antiguo dictador Kim Jong Il, y si las cámaras
grababan a una persona que estuviera lo suficientemente triste o que no cayeran
gotas de sus ojos podría enfrentarse
a una pena de seis meses realizando trabajos forzados.
2.
Cortes de pelo
Es una suerte que en Occidente las personas que todavía
conservan cabello en su cabeza puedan realizarse cualquier peinado, ya que en esta nación únicamente hay 12
cortes de pelo para hombres y 18 para mujeres. El Gobierno ha puesto en
todas las peluquerías un
catálogo que muestra lo que se puede hacer y lo que no: por suerte esta
ley no afecta a los pocos visitantes de Corea del Norte, pero también hay que
mencionar que de nuevo las
cámaras que inundan las calles están muy atentas a cualquier ser humano
que se salga del límite establecido.
3.
Posesión de Biblias
En Corea del Norte está totalmente prohibido que
cualquier ciudadano posea
un libro de la Biblia, además de que la Torah o el Corán tampoco se permiten.
Los turistas no se libran en este caso: si son “pillados” con un ejemplar en su
equipaje, se imponen a
serios cargos e incluso a una deportación.
4.
La televisión
En la nación asiática la variedad brilla por su ausencia,
ya que solamente hay dos
canales a disposición de los usuarios. Ambos están controlados por el Gobierno, que hace
propaganda de sus avances en terreno armamentístico e insta a la población a
creer que Estados Unidos es un enemigo al que tienen que combatir en los años
venideros. No se emite
nada que no haya pasado por el filtro de Kim Jong
5.
Coches en la calle
Los automóviles no son precisamente muy abundantes. Los
datos son realmente esclarecedores: únicamente uno de cada 1000 ciudadanos posee un vehículo en propiedad,
y seguramente tenga un puesto muy importante dentro del país. Las fábricas de
coches brillan por su ausencia, sobre todo porque las autoridades creen que
manejar un vehículo les haría asemejarse a Norteamérica… ¡Las carreteras están inundadas
de peatones!
6.
Tiempo libre
Después de una dura jornada de trabajo o de finalizar un
día lectivo, es normal que la gente se relaje en el denominado “tiempo libre”. ¿Sabíais que en este país no
existe tal momento de relajación? Todos los que residen allí tienen que
trabajar seis días a la semana y en adición el domingo también se considera
“casi obligatorio” permanecer en tu oficio. Pedir días libres para irte
de vacaciones es una tarea hercúlea, ya que has de trabajar durante más de dos meses para que tan
solo una vez puedas faltar a tu puesto de trabajo… ¡No queremos ni
imaginar estar allí!
7.
¡Ni una foto!
Los valientes que se atrevan a visitar Corea del Norte
tienen que tener una cosa muy clara: probablemente la cámara no les sirva de
mucho. Las autoridades
norcoreanas impiden tomar capturas de gente mal vestida, niños desnutridos,
edificios en mal estado y situaciones que den lugar a que se expanda una imagen
de debilidad del país. Los edificios gubernamentales y la milicia tampoco se puede filmar:
realmente sólo las cámaras de Kim Jong tienen vía libre.
8.
Mujeres soldado
Probablemente algunos de nuestros usuarios crean que una
nación tan cerrada de mente como esta no permita que las féminas formen parte
de su ejército, pero lo cierto es que su número es bastante alto. A pesar de lo
anterior, se dice que son
probablemente el cuerpo peor tratado de todo el planeta, ya que en primer lugar
tienen que ir a una academia en la que aprenden frases de este tipo “tenemos
que acabar con todos los estadounidenses”. En adición a esto todas llevan el mismo uniforme,
un peinado similar y tienen jornadas laborales extenuantes. El colmo es
el siguiente: tienen en el cuello una especie de alambre afilado que no permite
que bajen la mirada…
9.
El castigo familiar
Cometer una infracción en la mayoría de países del mundo solamente acarrea una sanción
para el que lo ha cometido, pero en Corea del Norte existe una ley llamada “3
generaciones de castigo”: tanto los padres, como el cónyuge y los hijos
de un detenido pasarán a formar parte durante años de uno de los múltiples
campos de trabajo que inundan el estado asiático, estando privados tanto de
comida como de tiempo de descanso. Es evidente que la salud de muchos no
aguanta estas penalidades, así que suelen acabar perdiendo la vida…
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