Decide
a dónde ir, y luego anda. Cuando vives con una intención, no hay límites a las
recompensas que la vida te puede dar.
Para llegar a algún lugar, primero debes saber
exactamente a donde y como ir. Para lograrlo, debes concentrarte en los
detalles específicos para cumplir tu meta prevista.
Busca
una dirección clara, define el tiempo que te tomará alcanzarla. Revisa los
hechos frente a tus planes y corrige el rumbo.
Perfecciona tus ideas y deseos y enfócate hacia una dirección
positiva y coherente. Los resultados serán increíbles.
Piensa
en una dirección clara, proponte alcanzarla y tendrás un camino viable para
alcanzar tu propia grandeza.
Elige ir en una dirección que exprese tus valores y
aptitudes. Busca obtener los mejores resultados en la construcción de un mundo
mejor.
Obra
con amor y encomiéndate a Dios para que te acompañe en tu camino.
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