El hombre vive en un mundo de abundancia con las oportunidades al alcance de su mano, que ha sido liberalmente dotado de talentos y habilidades, y que tiene el poder de elección para ser lo que escoja ser.
¿QUE ES EL CONDICIONAMIENTO?
El hombre es un ser integrado. No existe en realidad un hombre interior y otro exterior. Su personalidad es una unidad integrada que se determina por la complicada amalgama de sus fuerzas interiores, cuando se encuentran y mezclan con influencias externas. Siendo un luchador nato, se encuentra a través de la vida con una serie de bloqueos que afectan el flujo de sus motivaciones innatas.
A lo largo de su vida, se ve condicionado por la presión o la influencia de la familia, de los amigos, de la sociedad. Mucho de este condicionamiento puede ser y es bueno: no necesita cada generación inventar de nuevo la rueda. Hay que aprender de los demás, pero cada uno tiene su camino que abrir.
El condicionamiento se convierte en obstáculo sólo en la medida en que impide cualquier nueva contribución. algunos seres humanos se encuentran detenidos por una barrera artificial. No utilizan su fuerza potencial porque se los ha condicionado para pensar que son débiles.
LA INFLUENCIA DE NUESTRA FAMILIA:
Las influencias condicionan más que la presión o la experiencia. Ahora bien la influencia de la familia puede actuar como acondicionamiento positivo o negativo. En general se tiene un amor natural hacia la propia familia que nos conduce a ser leales a sus enseñanzas, buenas o malas. Se ha aprendido a apreciar el patrimonio cultural y la tradición familiar. Sin embargo, en muchos casos la familia puede restringir de tal manera la imagen propia y la confianza en sí mismo que, al llegar a la madurez, existen una serie de bloqueos para el liderazgo. Si la personalidad de un joven o adolescente ha sido conformada por la influencia diaria del negativismo, difícilmente se podrá contar con esa confianza natural para enfrentar la vida y perseguir con generosidad unas metas. Ante esta realidad, no hay que olvidar que el hombre es el arquitecto de su propio destino.
EL AMBIENTE SOCIAL:
Ningún hombre es una isla. El adulto, como el niño, está sujeto al condicionamiento de las influencias exteriores y la familia no es la única fuente de influencia. Otra fuente de influencia es el entorno. Es irremediable. Lo que no es bueno es que, en la medida en que el hombre entrega su identidad e individualidad al entorno y se ve absorbido por el mismo, se vuelve mediocre. Cada hombre es único en la creación y tiene algo que dar. Hay que ser sociales, pero no perder la propia individualidad. Conformarse al tipo medio de ser de las personas que nos rodean, es cortar infinitas posibilidades de hacer algo valioso en la vida. La masificación es un cáncer del liderazgo. "¿A dónde vas Vicente? A donde va la gente"'. Siempre el líder es aquel que ha ido más allá de donde ha llegado el común de la humanidad. Hay que aprender a vivir insatisfecho de lo alcanzado en el entorno, para querer siempre más. Sí no se ejerce el liderazgo personal se está destinado en la vida a oscilar siempre dentro de una clase de personas condicionadas donde la mediocridad es la norma y donde el éxito consiste solamente en pasar por la vida con en menor numero posible de heridas. Cuando una persona se hace al ambiente, tendría que aceptar sobre su tumba este epitafío: "Murió a los 20 años. Fue enterrado a los 6011.
ERRORES Y FRACASOS:
Existe una tercera influencia condicionante a la que todos los hombres están sujetos: su propia experiencia. No se nace con un conocimiento del mundo, y por ello es natural que en su proceso de aprendizaje cometa errores y experimente fracasos. La secuencia natural sería: intentar, fracasar, adaptarse, intentar de nuevo. Pero el hombre es muy sensible. Los errores lo molestan. Un fracaso puede ser muy destructivo para su yo, sobre todo, si el ambiente en que creció era muy perfeccionista. El fracaso paraliza por el miedo a cometer otro error. A su vez esto produce timidez.
Lo que está en juego no es el fracaso en sí mismo. Es una cuestión de actitud. La actitud de un hombre puede fortalecerle o destruirlo. Si considera los errores un paso atrás, será un fracasado. Si los considera ladrillos de construcción, sus fracasos servirán para darle más fuerza. A nadie le gustan los fracasos, pero ellos señalan el progreso de la humanidad.
El fracaso puede ser un obstáculo muy poderoso en nuestro crecimiento. Asegura el estrechamiento progresivo de la personalidad e impide la experimentación. Por ello, la verdad es que debemos tener más miedo a no cometer errores que a cometerlos. El hombre que no arriesga por excesivo temor a cometer errores, obviamente no los cometerá; pero tampoco crecerá.
Para que un ser humano logre una actitud saludable hacia los errores y fracasos, debe considerarlos como oportunidades de desarrollar su liderazgo personal. Debe aprender que las condiciones sólo se convierten en problemas si las acepta como tales y que, donde no hay lucha, no hay progreso.
PARA ENTENDER LA MOTIVACIÓN
UN MARCO PARA COMPRENDER:
La automotivación es indispensable para el desarrollo del liderazgo personal. En este curso, al hablar de motivación, nos vamos a referir a la motivación para desarrollar la capacidad potencial de una persona para el liderazgo personal y para tener éxito en la vida. Por ello examinaremos conjuntamente las definiciones de éxito y de motivación. El éxito es "una realización progresiva de sus propias metas predeterminadas y valiosas". Y la motivación es "un deseo mantenido como esperanza firme, con la creencia de que se llevará a cabo".
En la definición de motivación encontramos distintos aspectos. La motivación incluye deseos o necesidades. Antes de que una persona pueda automotivarse, debe conocer y entender sus necesidades y deseos básicos y también saber cómo estimular esos deseos. La motivación comprendo expectativa y fe. La motivación comprende acción y el hombre automotivado debe saber cómo convertir un deseo en un plan de acción bien organizado.
Cualquier líder con éxito en la historia ha dominado la automotivación y ha empleado lo que aprendió de la motivación humana para incitar a otros a una acción determinada. ¿Cómo lo hizo? Primero, descubrió una necesidad humana básica.(un deseo, un impulso o una emoción), lo suficientemente poderosa para que, una vez desatada, culminara en acción. Y segundo, una vez encontrada esa necesidad, meta o deseo, eligió el detonador necesario para activarla y convertirla en una fuerza poderosa. Encontró la manera de convencer a los demás de que eso se realizaría.
En el caso del liderazgo personal es necesario descubrir los propios deseos, necesidades o impulsos y descubrir también un detonador, una esperanza o una creencia que conviertan esos deseos en acción, sin ello el liderazgo personal es imposible.
LAS NECESIDADES BASICAS:
Existen en algunos impulsos básicos que desencadenan la acción. Estos impulsos básicos son originados por las necesidades del hombre. Las necesidades parecen ser los motivadores universales del comportamiento humano.
Necesidades físicas: Son necesidades fuertes pero que se satisfacen rápidamente. Son las necesidades que deben satisfacerse, si se desea continuar con vida. Debido a su naturaleza básica y vital son importantes como motivadores generales. Cualquier persona matará para obtener agua; recurrirá al canibalismo para evitar morirse de hambre. La carencia de estas cosas impulsa y motiva fuertemente al hombre a actuar.
Necesidades de seguridad: La posición normal del hombre es de amenaza y de defensa. El hombre necesita seguridad y lo manifiesta en su deseo de un trabajo estable, de protección laboral, de justicia, pero la única seguridad real se encuentra en el corazón de cada hombre. Es algo íntimo; es una función de sus ideas y de sus valores. Nadie puede dársela. Todo lo demás son solamente símbolos de seguridad. Cada quien es responsable, de su propio sentido de seguridad. Y para lograrlo el hombre debe aumentar y fortalecer su liderazgo, su fuerza y sus talentos personales y desarrollar actitudes sanas hacia sí mismo. Si se automotiva para emplear mejor su capacidad potencial, aumentará su sentido de seguridad. Debe resolverse a alcanzar más, a crecer y a desarrollar sus fuentes internas inexplotadas.
Necesidades sociales: Uno de los mayores motivadores en el comportamiento de cualquier persona es su búsqueda de aceptación social (de pertenencia, de asociación, de amistad, de amor). La necesidad que tiene el hombre de ser aceptado socialmente es, por lo general, la manifestación externa de una necesidad más profunda. Su necesidad real es aceptarse a sí mismo. Es su modo de probar su propio sistema de valores. Si otras personas aceptan a un hombre o mujer y su manera de comportarse, esa aceptación prueba que ha escogido el sistema correcto de valores y se siente tranquilo.
Necesidades del ego: Son necesidades esencialmente de respeto a sí mismo. Son los deseos del individuo de sentir que es una persona valiosa, que tiene algo importante que aportar a la vida. La necesidad de nuestro ego no se satisface si la alabanza que recibimos no es merecida, y, por el contrario, no necesitamos de la aprobación pública para satisfacer dicha necesidad. Mientras sepamos que hemos logrado algo, la necesidad se ve colmada. La necesidad del ego se satisface solamente cuando se encuentra algo que hacer en la vida que nos reta, nos grava y nos obliga a dar lo mejor de nosotros mismos.
Necesidades de autorrealización: Son la búsqueda de continuo autodesarrollo para una realización progresiva. Las personas con más éxito son aquellas que se las han arreglado para satisfacer las necesidades humanas más fuertes, dejando a un lado las que no tienen importancia.
LAS EMOCIONES:
También la vida afectiva y emocional desempeña un papel importante en el campo de la motivación. El que tiene una emotividad pobre, nunca arriesga casi nada y por lo tanto no llega nunca a nada. El sentir verdaderamente con intensidad la realidad que nos rodea se convierte en una fuerza motivadora fundamental. Lógicamente es necesario mantener un equilibrio entre los poderes emocionales y lógicos que constituyen nuestra herencia natural.
EL SISTEMA DE INTERCAMBIO:
Antes de que una persona pueda desarrollar su potencial de liderazgo personal, debe entender y saber lo que es la motivación humana, ser capaz dé motivarse y de motivar a los demás a actuar. Es necesario, pues, que entienda los principios sobre los que se basa la motivación. En su sentido más amplio la motivación se basa en "un sistema de intercambio".
Partiendo de la definición de motivación, como deseo mantenido como esperanza firme con la creencia de que será realizado, ¿en dónde está el intercambio?
Nunca obtenemos algo por nada ni a sabiendas damos algo por nada. A menos que se acepto este principio de intercambio, las tentativas para motivarse a sí mismo o a los demás estarán edificadas sobre arena. Nadie puede ser motivado por necesidades que no tiene.
Para motivar a cualquier persona es necesario apelar a sus deseos más fuertes.
LAS DESVENTAJAS DE SER LIDER MEDIANTE EL MIEDO:
Uno de los sistemas más fáciles y antiguos de motivar es el miedo. En su forma básica impulsa a una persona a actuar por miedo a las consecuencias de no hacerlo. La mayoría han conocido esto es su infancia. Mucha de la disciplina actual en el hogar o en la escuela se basa en este tipo de motivación. No sólo es el miedo al castigo físico, también es el posible retiro de algunos privilegios: uso restringido del teléfono, del coche. También el miedo, como motivante, se da entre adultos. Edgar Hoover decía que la tasa de criminalidad se reduciría en gran parte si cada criminal en potencia supiera con seguridad que sería castigado.
El temor ha motivado las acciones del hombre desde que comenzó el mundo. Se utiliza en el hogar y en la escuela; se utiliza en los negocios bajo formas de despido. Sin embargo, es necesario ver que esta motivación es negativa. Puede resultar destructiva para el individuo. El hombre atemorizado no actúa bien. El miedo limita y retrasa sus esfuerzos y su actividad.
Hay otra limitación en la eficacia de la motivación a través del miedo: el hombre desarrolla una incapacidad increíble de tolerancia a las tensiones. Ante el miedo se puede desarrollar indiferencia. Cualquier beneficio de esta motivación, dura muy poco cuando se repite indiscriminadamente.
La motivación mediante el miedo resulta ineficaz también a causa de que el hombre puede escapar de ella. En lugar de alterar su comportamiento para escapar de las consecuencias, puede optar por esquivar o evitar las condiciones que lo amenazan.
En el liderazgo personal la motivación por el miedo es absurda. Se es líder por atracción, por la fuerza del carácter, y no por el poder de la autoridad. La motivación mediante el miedo repele el seguimiento voluntario y niega el atractivo mismo que es característico del liderazgo personal.
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