Imagina que eres el pintor que sale al
campo con su caballete, sus lienzos y su rica gama de colores.
Busca el lugar que te enamora, escruta el paisaje con ojos de
niño y con serena paciencia ve trazando las líneas.
Aprende a elegir lo que te seduce y ten habilidad para ver belleza en lo que otros
desprecian o no saben admirar.
El
pintor español Murillo convirtió en personajes de sus cuadros a seres anónimos
de la calle, mendigos y pobres.
Ahora piensa que cada día tú decides
dejar tu vida sin luz y en blanco y negro, o hermosearla con lindos colores.
Puedes iluminar lo que quieras con la
magia luminosa del amor,
como Rembrandt que sabía jugar con el claroscuro.
Le
pones luz y colores a la vida cuando está con Dios, amas, te amas, perdonas y compartes, cuando actúas
con transparencia.
Tú eres el pintor, tú creas tu destino.
Siempre
estás creando tal como vives creyendo.
Eres lo que piensas y sientes.
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