El
trabajo no tiene porqué ser un castigo para ti. Es sólo tu actitud lo que hace
que sea así, y por tanto tu puedes cambiar esa actitud en un instante cuando lo
desees.
Imagínate cómo te sentirías si disfrutaras verdaderamente
de tu trabajo… No sólo lo harías mejor, sino, que te sentirías alegre y mucho
mejor mientras lo haces.
Incluso si fuera un trabajo arduo, tu podrías también
disfrutarlo. Incluso en
las situaciones más tediosas, tú puedes llenar tu mente de pensamientos
positivos y fascinantes que aligeren tu carga.
Recuerda lo afortunado que eres al estar viviendo tu vida
en este momento. Dale
gracias a Dios y alegrete de lo que te está pasando, y asi alcanzarás una vida
más rica y más plena.
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