Cada uno tiene sus trucos personales, que han nacido de
su experiencia. A continuación unos cuantos consejos proporcionados por médicos
y dietistas, y por personas que consiguieron bajar de peso.
Si alguno no le resulta efectivo, hay que tener en cuenta
que todos los organismos no son iguales.
Hábitos que se deben aprender:
Oblíguese a comer sentado. Cuando lo hace de pie o caminando de prisa, se ingiere
mayor cantidad de alimentos.
No
coma rápido, mastique bien; si lo hace, se sentirá satisfecho más pronto
y con menos alimento. ¡y nunca repita!
Siempre que sea posible, haga mercado después de haber comido; así tendrá
menos tentaciones de adquirir cosas que engordan.
Antes
de comprar alimentos haga una lista detallada de las cosas que necesita
y no se salga de ella.
Después
de cada comida es recomendable descansar 15 minutos y luego caminar
durante tres cuartos de hora. Una actividad realizada después de una comida
quema bastantes calorías.
Para
saciar el hambre a la media mañana un puñadito de ciruelas pasas, un vaso de
leche descremada o un mini-sándwich con pan integral, es lo más
indicado.
Si a las medias nueves o en la merienda de la tarde come
ciruelas pasas o una manzana o un albaricoque seco, o alguna otra fruta para
engañar el estomago, es
bueno conservar la última porción en la boca durante un rato.
Mientras
come, se aconseja no realizar otra actividad, como ver televisión o leer;
de esta forma podrá concentrarse en los sabores y disfrutará cada bocado. Se
tiende a comer más cuando se hace mecánicamente.
Cuando
esté comiendo, es aconsejable dejar descansar los cubiertos cada tres bocados
ingeridos. Rompe el ritmo al alimentarse y obliga a comer menos.
Cocine
solo la cantidad necesaria para cada comida y guarde en el refrigerador
lo que no consuma.
Hay que ingerir solo dos platos en cada comida: carne y
acompañante y un poco de queso o fruta.
Divida
el almuerzo y la comida en dos partes. Primero ingiera la comida fuerte (carne, legumbres
o arroz y pastas) y la
ensalada. Dos horas
después, queso o fruta, o ambos.
Disfrute
de cada bocado como si se tratara del más exquisito caviar. Consuma
pequeñas cantidades y
saboree lentamente. Otro recurso: imagine que le racionaron los alimentos y que cada bocado
es el último.
Con poca cantidad de alimentos puede satisfacer el
apetito. Pruebe con un
huevo duro, un pedazo de queso y una buena ensalada. Algunos bocados de
pan sirven también para calmar el hambre.
Después
de cada comida hay que permanecer sentado por lo menos un cuarto de hora
para que aparezca la sensación de haber saciado el apetito. Una comida ingerida
de prisa, no satisface.
Se
debe comer a las horas en que se queman más calorías. La cronobiología
enseña que la asimilación y desasimilación del organismo varía con las horas
del día. Es mejor aligerar la comida mas que el desayuno, por que si come antes
de entrar en actividad, gasta calorías. Esto no sucede si come antes de ir a
dormir.
No
se pese después de un día en que haya comido mucho. Al día siguiente
puede compensar con una semi-dieta basada en caldo de legumbres con poca sal,
aguas aromáticas o té ligero y productos lácteos descremados. El próximo día
puede regresar a la alimentación habitual.
Antes
de cada comida ingiera un vaso de agua. Esto le dará la sensación de
llenura.
Es
mejor tomar medio vaso de jugo de naranja con agua mineral. Así
proporciona mejor sensación de sociedad y contiene menos calorías.
Cuando vea televisión, en lugar de “picar” cosas que
engordan, coma una ensalada
de lechuga, repollo o alcachofa, hojita por hojita.
Un recurso agradable es preparar cubitos de hielo con agua de menta, vainilla,
fresa… y saborearlos si siente deseos de comer.
Cuando
se sienta con ganas incontrolables de comer alimentos que engordan, más vale
tomar un trozo de queso con pan, que una galleta.
Antes
de asistir a un cóctel, cena u otra reunión tentadora, lo mejor no es comer un
huevo duro como aconsejan tantas dietas, si no un yogurt. Esto disminuye
el apetito.
Las naranjas no deben exprimirse para hacer jugo. Lo mejor es comerlas en trozos.
Resulta muy fácil beberse el de tres naranjas; en cambio, comérselas no.
Comience
las comidas con un pedacito de proteínas (puede ser carne, queso, pollo)
y una taza de claro de legumbres, pollo o carne de res desgrasada, que se puede
preparar cada tres o dos días. Después de ingerirlo, se come mucho menos
Un buen recurso para disfrutar ricos sabores sin engordar
es preparar sorbetes de
naranja, mandarina o toronja y vestirlos en las gavetas de hielo. Cuando
congelan se pueden sacar de uno en uno.
Se puede congelar también café en cubitos de hielo de la misma forma y
triturarlo después para servirlo en una copa grande.
Se sugiere comenzar la comida con el queso para saturar el apetito.
Es bueno tener en la nevera pepinillos en vinagre. Cuando sienta hambre,
corte algunas rodajitas y coma despacio, saboreándolos.
Si no puede aguantar los deseos de comerse un chocolate cómaselo, pero al terminar la comida
o con el pan. Comerlo solo engorda el doble.
Beba
dos o tres vasos de agua antes de cada comida. No tanto para llenar el
estómago, sino por diluir en al sangre la sustancia que estimula el apetito.
En
el refrigerador tenga solo alimentos que no engorden, como productos
lácteos o quesos semidescremados, carne magra cocida, frutas o legumbres
crudas, huevos, etc.
Prepare varios platos en porciones individuales para no
comer tanto: huevos en distintas formas, o mousses de verduras, de mariscos,
tomates rellenos…
En cuanto aperitivos, lo mejor es sustituir los clásicos
que pueden engordar, por
rábanos, bastoncitos de apio, de zanahoria o de coliflor.
Es
excelente ingerir huevos pasados por agua en el desayuno, acompañados de una
tajada de pan de varios granos, con pechuga de pollo o pavo, o también
con queso gruyere. Así tendrá un buen aporte de proteínas.
Para un almuerzo de afán, prepare un perro caliente con una salchicha delgada y
añada un toquecito de mostaza. Al pan debe retirársele la miga, dejar
solo la corteza.
Hay que ingerir alimentos que contengan pocas calorías. Pan sin
levadura, por ejemplo, tan fino como una hoja de papel de cigarros, sobre el
que se puede poner una capa de mantequilla casi transparente o una porción
mínima de mostaza.
Buena receta para un aperitivo: un jugo de tomate con algunas gotas de tabasco o
salsa inglesa. Se parece al bloody mary y engorda mucho menos.
Para que la carne asada a la parrilla pueda cocinarse por
mucho tiempo sin resecarse, úntele
mostaza. Nada de aceite.
Para aligerar la tortilla, bata los huevos con un poco de agua (1/2 cucharada
por huevo) y obviamente hacerla sin grasa.
No
es conveniente humedecer las carnes asadas con su propia sustancia, que
es grasa, sino con caldo o agua.
No
envuelva las carnes y aves con tocineta, hágalo con salchichas.
En las sopas a base de legumbres sustituya las papas por
calabacines, que no alteraran su agradable sabor.
Para calentar la comida sin que se pegue a la olla o a la
sartén, ponga en el fondo un
poco de agua o de vino, en lugar de cualquier tipo de grasa.
Para el desayuno es aconsejable elegir cereales con “volumen” como trigo inflado o
corn flakes, mejor que los tipos muesli que son bastante mas pesados.
Para los sándwiches nunca usar pan blandito ni panes con todo el relleno.
Un truco valido para la tortilla es usar un huevo entero y tres
claras, en lugar de dos huevos enteros.
Para acostumbrarse a tomar el café o el té sin azúcar se puede comer mientras se bebe,
una manzana verde o un vaso de agua.
Cuando no endulce el café con azúcar, hágalo con granos de pimienta.
Le acentúa el aroma.
Si no le es posible rechazar un whisky, lo mejor es mezclarlo con agua
con gas o soda y varios cubos de hielo.
Haga
dulces almibarados de manzana, sin azúcar. Esta fruta tiene la ventaja
de que contiene 15 por ciento de azúcar. Resultan deliciosos añadiéndole un
poco de canela.
Para las vinagretas de régimen, en que el aceite es
sustituido por un producto lácteo, es preferible usar yogurt natural. Para darles más sabor, añada
vinagre de sidra.
Si no puede prescindir del jugo de frutas al desayuno, tome el de toronja porque su
acidez favorece la eliminación de las toxinas.
Al masticar chicles con azúcar se deben rechazar las
primeras secreciones salivares en las que está contenida el azúcar. Si no lo
hace así, está ingiriendo el equivalente a dos cubitos de azúcar.
Para
aligerar los helados hay que añadirles un poco de gelatina, que es una
súper proteína con pocas calorías.
Para cocinar a fuego lento la carne, es bueno colocar en el
recipiente un par de pedazos de tocino con la parte grasa hacia abajo.
Así, nunca se pega.
Tenga siempre en el refrigerador una salsa de tomate sin grasa, para usarla
fría o caliente en varios platos. Puede hacerla con un kilo de tomates cortados
en trocitos. Colóquelos en una cazuela con cebolla picada, un diente de ajo,
cuatro hojas de laurel, una ramita de tomillo y medio terroncito de azúcar. Se
añade una pizca de sal, pimienta y medio vaso de agua. Esto se cocina a fuego
lento, durante 45 minutos, removiendo de vez en cuando. Antes de servirse se
tritura.
Las
ensaladas deben prepararse con aceite de oliva. Al ser más espeso y con
un sabor más fuerte se utiliza menos cantidad.
Al hacer mayonesa, sustituya el aceite por dos yemas de huevo cocidas
y duras, pasadas por la batidora y mezcladas con una rebanada de queso blanco,
jugo de limón, albahaca y pimienta.
Si come pizza, escójala con algunos de estos ingredientes; legumbres, cebollas,
pimentón, champiñones o pimientos.
Cuando se prepara carne asada no debe usarse una sartén antiadherente. En
la común y corrientes, la superficie queda tostadita, muy sabrosa.
Los
pasteles y los patés pueden hacerse sin grasa, utilizando migas de pan, leche,
gelatina, clara de huevo y frutos secos para darles consistencia.
Un buen recurso para distraer el hambre y la sed es tener siempre en el
refrigerador una patilla cortada en rebanadas. Es mejor que el agua
porque llena más.
Una manera de sustituir la mantequilla derretida en los alimentos cocidos con agua o
vapor, es poniéndoles vinagre de sidra o salsas frías (verde, rosada, de
tomate, de hierbas), pimienta verde y queso blanco.
No es necesario privarse de las delicias que ofrecen los
postres, si se aprende a
endulzarlos con edulcorantes artificiales.
Se pueden sustituir los ingredientes grasos por otros que no engordan,
como las pulpas de legumbres cocidas, aplastadas y batidas en caldo desgrasado.
Algunas personas que se someten a un régimen de
adelgazamiento se quejan
de que no han aprendido todavía a excluir el azúcar de sus alimentos. Lo
ideal es sustituirla por
azúcar de fruta. Como su poder para endulzar es más alto, es posible
utilizar una tercera parte menos. También se puede emplear azúcar cristalizada.
El repollo picado y fermentado (chucrut) tiene la falsa
reputación de que engorda. El repollo contiene poquísimas calorías si se
consume en estado natural.
Uno
de los mejores trucos para un régimen de adelgazamiento es la clara de huevo
batida. Contiene proteínas puras y es voluminosa. Puede añadirla
sistemáticamente a las tortillas y bizcochos, e incluso a los helados de fruta
o de café.
A veces se debe desconfiar de las frutas o legumbres
crudas, que muchos creen poder comer siempre sin medida alguna. Esto es cierto
si sabe escogerlas bien… y si cuenta con un colon fuerte. Las zanahorias, las remolachas y
los nabos aportan un 13 por ciento de azúcar.
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