En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande
que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos.
Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único
Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor
y Dador de Vida y Santificador.
Son
Tres Personas distintas en un sólo Dios.
El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más
grande hecha por Jesucristo. Los judíos adoran la unicidad de Dios y desconocen
la pluralidad de personas en la unicidad de la sustancia. Los demás pueblos
adoran la multiplicidad de los dioses. El cristianismo es la única religión que ha descubierto,
en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas.
EL PADRE es el Principio de
Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.
EL
HIJO procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en
el tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye la
Redención.
EL
ESPÍRITU SANTO es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede
de ellos, por vía de voluntad, a modo de amor; habita en los corazones de los
fieles con el don de la caridad
En el evangelio de San Juan, Jesús ruega al Padre por lo
que es su gran deseo:
"Que
todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mi y Yo en Ti. Sean también uno en
nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado". (Jn 17, 21)
Cuando revela el misterio de la Santísima Trinidad, deja
ver también las relaciones que hay entre las tres Divinas Personas; aunque esas
relaciones son distintas, tampoco dividen la misma y única esencia de Dios.
ª El
Padre es pura Paternidad.
ª El
Hijo es pura Filiación.
ª El
Espíritu Santo es puro Nexo de Amor.
En la Biblia se encuentran alusiones tanto al Padre como
al Hijo y al Espíritu Santo que se han presentado como menciones implícitas de
la naturaleza trinitaria de Dios.
Citas del Antiguo y nuevo Testamento en las que aparecen
referencias a Dios en plural:
«Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza...”»
(Gn 1,26)
«En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba con
Dios, y el Verbo era Dios»
(Jn 1,1);
«El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Jn 14,9);
«Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11);
«Todo lo
que tiene el Padre es mío» (Jn 16,15);
El
bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt
28,19);
Todo ungido presupone por lo menos tres elementos: El que unge, el ungido y la
unción.
Siendo Jesús el Mesías, el Cristo, es decir, el ungido de
Dios, podemos hacer referencia a tres personas:
El
que unge: sería Dios Padre.
El
ungido: sería Dios Hijo.
La
unción: sería Dios Espíritu Santo.
NOTA: DEBE CONSULTAR UN SACERDOTE SI DESEA CONOCER MEJOR
ESTE MISTERIO
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