Una
persona especial me dijo con el corazón y de corazón, algo más o menos así:
“Las palabras que digas, dilas
con el corazón y desde el corazón. Las cosas que hagas, hazlas de corazón y con
el corazón. Todo lo que digas y hagas debe ser auténtico, lo debes sentir.
Adentro. En las palabras y en los actos refleja el corazón, porque si lo haces
así, su sentido va a llegar a donde quieras que llegue.
Si eres sincero y dejas a tu
corazón actuar, vas a ser afortunado y te vas a rodear de gente sincera y de
corazón. Rodeado de gente con corazón, la felicidad siempre te rondará. Estará
cerca de ti y en ti.
Cuando busques comunicarte con
otra persona, intenta comunicarte con su parte divina, porque debes saber que
en todas las personas, por buenas o malas que sean, existe una parte divina.
Esa parte es la que nos hace iguales a todos. En todos los lugares, en todas
las cosas y en todas las personas existe lo bueno y lo malo. Comunícate con lo
bueno y la comunicación será sincera y de corazón.
No dejes que el sinsabor, el
malestar, la rutina, lo aburrido, lo estresante, lo pesado, lo difícil y lo
cotidiano opaquen tus días. Cuando despiertes santifica el nuevo día. Así, tu
día será mejor, más fácil y tendrá un sentido. En un día nuevo cualquier cosa
que desees puede suceder si la buscas y deseas de corazón y con el corazón. En
su búsqueda actúa con el corazón.
Si con tus días no estás
contento, busca un cambio. Si lo buscas de corazón y con el corazón, la
situación cambiará. Mejorará. Observa, busca con el corazón y encontrarás. Que
tu corazón sea tu guía. Vive con el corazón porque sólo el corazón da vida. La
verdadera vida.
Pon el corazón en tus palabras,
en tus sueños, en tus intenciones, en tus actos y en tus deseos durante todos
los días, así encontrarás el sentido de la vida y así le darás vida a tu
corazón y corazón a tu vida”.
Eso me dijo.
De corazón…
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