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YULUKA



Los indígenas kogi de la Sierra Nevada sólo reemplazan sus pocos objetos cuando ya se caen a pedazos.

Esa aparente pobreza esconde una estoica riqueza espiritual porque ellos, sin codicia, dan ínfima importancia a sus posesiones y ponen como eje de su vida y sus relaciones el equilibrio: lograr armonía (yuluka) interna y externa. "Yuluka es estar de acuerdo en todos los planos, lograr equilibrio con la madre naturaleza.

Permanecer con el espíritu sano, respirar sabor a tierra, a agua, a aire y abrazar el fuego y el humo. Yuluka es hacerle pagamento a la madre tierra y al universo, es dialogar con el alma de las plantas. Es interpretar el amigo rayo, el viejo temblor, la anciana brisa y el poderoso huracán. Es tener ordenado el pensamiento y el territorio sagrado de nuestras energías. Es vivir en armonía como hermanos porque hay lugar para todos los seres de la tierra". KasoKaku Busintana, pueblo Kogi.

La armonía enciende lucecitas de esperanza en épocas turbulentas y la irradias si eres consciente de que las emociones negativas, que niegas, y no reconoces dejan una mala huella en tu campo energético y en el ambiente.

Analiza bien tu vida y podrás reconocer emociones viejas y dolores guardados que aún te lastiman. Por eso es tan valioso para ti relajarte, respirar profundo, volver con amor al pasado y sanarlo. Para muchos el pasado es muy pesado, es una carga que les impide disfrutar el presente.

Con la sabia orientación de un buen guía puedes cicatrizar heridas abiertas, perdonarte, perdonar y cambiar viejos hábitos. Aprende a armonizar razón y corazón. No temas sentir y haz las paces con tus emociones. Acepta siempre lo que sientes, manéjalo con amor y no guardes veneno emocional con una alma sellada.

Tampoco luches contra nada ni nadie porque el sendero de la sabiduría no es de luchas fatigosas, sino de aceptar y fluir. Por eso un sabio maestro le dijo un día a un discípulo que quería luchar ardorosamente contra la deshonestidad: "Todo aquello contra lo que luchas se fortalece y aquello contra lo cual te resistes, persiste".

Es paradójico, pero casi siempre los que luchan contra el mal terminan causando un nuevo mal. El camino espiritual es de amor y armonía, no de combates; es de aceptar, no de juzgar o atacar. Por el contrario el camino del ego es de una reactividad que se camufla como 'guerra buena' contra el mal. Con esa justificación un fanático religioso o político no titubea en usar la violencia en nombre del bien.

La conciencia y el ego no pueden estar juntos porque son incompatibles: el ego se regodea en una vana sensación de superioridad y se siente pleno compitiendo.

El camino de la armonía te pide no identificarte con una imagen, un cargo o nada que te haga sentir superior. Por tanto, controla tu ego, elige no batallar, no creas que tienes la razón y sé un trabajador de la luz, no de las tinieblas.


Gonzalo Gallo González

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