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VENCER EL MIEDO
Detrás del miedo suelen existir experiencias subconscientes del pasado que bloquean la confianza.
Habitualmente los miedos se desvanecen al afrontarlos y al cultivar una fe poderosa en Dios y en ti mismo. Si el miedo te paraliza no te quedes allí y busca ayuda para ser libre y aprovechar lo que la vida te ofrece.
Eres más poderoso de lo que crees, pero sin la fuerza del amor eres bien frágil. Tienes talentos por estrenar y puedes lograr aquello que es imposible para los pusilánimes. El desafío es llegar a un despertar de conciencia y expandir el pensamiento. Elige conectarte con tu esencia y fluye en el amor a ti mismo, a Dios y a los demás. No gastes tus energías en la culpa, el miedo y las dudas.
En ese limbo sin deseos ¿qué puedes esperar? Solo frustraciones y una penosa sensación de desconsuelo. Por eso, hoy es un buen día si eliges creer firmemente. Piensa en lo mejor, confía en tu potencial y apela a lo mejor de ti para que nada te intimide.
El ser humano siempre se ha visto asediado por un miedo que asusta con múltiples caras de pesadilla: miedo a la soledad, a la muerte, al fracaso, a una quiebra, a la enfermedad, a la vejez, a las alturas, al vacío, y miedo al amor.
Hoy en día el miedo al amor cierra herméticamente hasta los corazones más jóvenes e impetuosos: yo me quedo solo, no me caso para sufrir, no hay hombres, dicen ellas, ellas solo quieren mandar, dicen ellos.
Es un miedo a ser lastimado y a aumentar la ingrata lista de relaciones desechables que hoy abundan.
Diversos siquiatras y sicólogos aseguran que el miedo al compromiso es una constante del mundo postmoderno. En buena medida ese miedo tiene su raíz en el cambio radical que hoy viven las mujeres, los hombres y sus relaciones. El molde de antes se rompió, el nuevo está aún en ciernes y, en el interin, reinan la incertidumbre y el temor a fracasar.
El miedo al amor pide cambios internos, una fe muy fuerte y algo que cuesta: aceptar sentirse vulnerable. Un sabio decía que nunca se pierde cuando se ama y que solo se pierde cuando se deja de amar.
Pero, ¿qué es amar? Acá es donde hay que abrir la mente y el corazón porque somos analfabetos afectivos. El sicoanalista Erich Fromm, tiene razón cuando asegura en su estupendo libro El arte de amar, que el amor es raro y escaso.
Hay muchos sucedáneos del amor y, por lo mismo, el fracaso no es del amor, sino de sus sustitutos. A veces el miedo al amor es un miedo a la propia incapacidad de darse y dar de un modo incondicional. Ese miedo cede si acabas con varios mitos: el amor no es para siempre, no es exclusivo y no lo puede todo. Atrévete a amar, aunque veas al lado muchas relaciones rotas y otras temporales.
También existen las que perduran. No sueñes con lo perfecto y cree que puedes confiar si hay entrega, verdad, admiración, humor, tolerancia, compromiso y perdón.
Gonzalo Gallo González
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