Podemos
imaginar a la luz como si estuviese compuesta por diminutas ondas que pueden
oscilar en cualquier plano. En un haz de luz cualquiera puede haber
ondas que oscilen de arriba a abajo, otras que oscilen de un lado al otro y
otras que lo hagan en diversas direcciones diagonales. Las direcciones de oscilación pueden estar
repartidas equitativamente, sin que haya planos privilegiados que contengan una
cantidad más que proporcional de ondas luminosas. La luz corriente del
Sol o de una bombilla es de este tipo.
Pero
supongamos ahora que la luz atraviesa un cristal transparente. El
cristal está compuesto de multitud de átomos o grupos de átomos alineados en
filas y capas regulares. Las
ondas luminosas pasarán fácilmente a través del cristal si da la casualidad que
oscilan en un plano que les permite colarse entre dos capas de átomos.
Pero si oscilan en un plano que forma un pequeño ángulo con el anterior,
chocarán contra los átomos y gran parte de su energía se irá en hacerlos
vibrar. En ese caso la luz sería parcial o totalmente absorbida.
(Para dar una idea de cómo funciona esto, imagine que se
ata una cuerda a un árbol del jardín del vecino, sosteniendo el otro extremo en
la mano. Supongamos además que la cuerda pasa entre dos palotes de una valla a
mitad de camino. Si se
agita la cuerda arriba y abajo, las ondas pasarán entre los dos palotes e irán
a parar al árbol. La valla sería entonces "transparente" a
dichas ondas. Pero si las ondas son de derecha a izquierda, chocarán contra los
palotes y no pasarán.)
Hay
cristales que separan la energía de las ondas luminosas en dos rayos distintos.
El plano de oscilación ya no está distribuido uniformemente. En uno de los
rayos, todas las ondas oscilan en un determinado plano, mientras que en el otro
oscilan en un plano perpendicular al primero. Las oscilaciones diagonales quedan totalmente excluidas.
Cuando las ondas luminosas están obligadas a oscilar en
un plano determinado, se dice que la luz está "polarizada linealmente" o simplemente
"polarizada". La luz ordinaria, que oscila en cualquier
dirección, es luz "no polarizada".
Pero ¿por qué "polarizada"? Cuando el fenómeno
recibió su nombre, allá por el año 1808, el ingeniero francés E. L. Malus, que
fue quien lo bautizó, tenía
una teoría equivocada acerca de la naturaleza de la luz. Malus pensaba
que la luz estaba compuesta por partículas con polos, como los de un imán, y
que la luz que emergía de un cristal tenía todos sus polos dirigidos en una
misma dirección. La teoría
resultó ser falsa, pero el nombre estaba ya demasiado afincado para cambiarlo.
Los dos rayos de luz producidos por algunos cristales,
cada cual con su propio plano de polarización, tienen propiedades algo
diferentes. Por ejemplo, puede que se refracten con ángulos distintos al pasar
por el cristal. Aprovechando
esto se pueden fabricar cristales en los cuales el primer rayo se refleje y se
pierda, y sea sólo el otro el que atraviese hasta el final.
En algunos cristales sólo pasa uno de los rayos; el otro
es absorbido y convertido en calor. Los cristales polaroides (que llevan
diminutos cristales de este tipo incrustados en plástico) absorben gran parte
de la luz por este conducto, y más aún gracias a que están coloreados. De este modo reducen los
reflejos.
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