Olvídese de la potencia y
el simbolismo; el automóvil está pasando a ser una herramienta de electricidad
y comunicaciones
Muchos acontecimientos positivos han sucedido en las últimas dos
décadas. No obstante, los
problemas del sector para balancear la innovación y la inercia han sido
una característica constante y prometen seguir distinguiendo a los ganadores y
perdedores en el futuro. La industria de los automóviles y quienes la financian
se dirigen hacia un nuevo
punto de inflexión.
En el caso de EE.UU., la
era de la bancarrota y la reestructuración llegó a su fin y los fabricantes
reinventados de Detroit volvieron a arrojar ganancias gracias al auge del
mercado interno de camiones y todoterrenos. En su momento, sin embargo, las
automotrices estadounidenses gestionaron mal su éxito y despilfarraron dinero
en adquisiciones y planes de diversificación que no dieron frutos.
El auto eléctrico del
futuro deja de lado la estrategia de costos tradicional de los fabricantes,
centrada en el costo de las partes, y adopta un enfoque pensando en la vida del
vehículo y más allá. Las baterías están diseñadas para que sea fácil conectarlas y
usarlas para, por ejemplo, guardar energía proveniente de paneles solares una
vez que su vida útil en el auto llegue a su fin.
La tecnología electrónica
de punta también apunta hacia otra tendencia importante. El auto eléctrico del
futuro es un modelo para un medio conectado digitalmente y urbano en el cual se
prevé que, en algún momento, los vehículos piensen y actúen por sí mismos.
Los autos se están transformando en dispositivos digitales. Los
sistemas de infoentretenimiento más recientes usan potentes microprocesadores
adaptados de los videojuegos para proporcionar pantallas brillantes y dinámicas
que podrían ayudar a los
conductores a anticipar y evitar accidentes.
Los sistemas para eludir
colisiones recibirán información de cámaras y sensores de radar a través de
software avanzado que puede frenar, tomar el control del volante
para impedir un accidente o mantener el auto dentro de su pista
automáticamente.
El fabricante de autos eléctricos Tesla motors ya
está añadiendo funciones.
Hace dos décadas, en la industria imperaba una cultura de
máquinas que exaltaba a los “fanáticos de los autos” con “gasolina en sus
venas”. Para prosperar en
los próximos años, las automotrices tendrán que contratar diseñadores y
gerentes que conciban los autos como nodos en una creciente red de
información digital.
Por eso el i3 y el Modelo S de Tesla despiertan entusiasmo.
Parecen algo realmente innovador: autos del futuro que se pueden comprar hoy.
La inercia, sin embargo, es fuerte. La mayoría de los consumidores en EE.UU. y
China siguen comprando los modelos más grandes y potentes que pueden costear.
La demanda de autos eléctricos e híbridos está estancada y no sobrepasa el 10%
del mercado.
¿Innovar o ir a lo seguro?
Toda clase de empresas evalúan estas opciones
todos los días, pero pocas industrias lo hacen a escala tan grande o con
consecuencias tan importantes como la automotriz.
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