Cuentan que
en un laboratorio de investigación se encontraron dos hámsters y uno de ellos
le dijo al otro: ¿sabes una cosa? Yo ya domestiqué al científico que dice
trabajar conmigo, dizque para adiestrarme. ¿Y cómo lo has logrado? Muy fácil,
basta que yo presione este botón y ahí mismo él me da comida.
Esta es una buena historia para bajar el ego humano
de su pedestal, aceptar la
relatividad y aprender a ser humildes.
¡Bendita la relatividad que nos invita a dejar de
lado posturas rígidas! ¿Quién
maneja a quién?
Es interesante ver los programas de El encantador
de perros. En realidad César Millan reeduca a personas cuyos amos son las
mascotas que ellos creen manejar.
Nos creemos
los reyes del Universo y los dueños de la verdad, pero, ¿dónde está nuestro
autocontrol?, ¿cuántas tienen el control de su mente, de sus
instintos y de sus trocitos de verdad? Sé humilde, porque la realidad pocas
veces es como tú la ves.
Es verdad: Repente está a 11 kilómetros de Kagar, y
esto sucede en Alemania, cerca a Hannover. Es curioso el nombre de esas dos
localidades, como lo es el de Villapene, en Galicia, España. También acá hay
nombres extraños como Distracción, en La Guajira, Cicuco, en Bolívar y
Salsipuedes, en Córdoba. O sea que si tú dices en Alemania “de Repente voy a
Kagar” no estás diciendo ninguna vulgaridad. Es bueno hablar de esto para reflexionar sobre tantos
modos que hay de ver la realidad y crecer en esa tolerancia que practicó Nelson
Mandela. Ganas mucha paz y convives bien cuando eres consciente de que la
realidad no es como la ves o juzgas.
Cuán hermosa y valiosa es esta afirmación del líder
sudafricano: “Quiero ser
un unificador, no un divisor”. Unes cuando el amor es tu aliado y la
humildad tu guía, unes cuando Dios de verdad está presente en tu vida. Divides
cuando el ego te lleva por un sendero de arrogancia, de conflictos estériles. Divides cuando te crees el mejor
o el salvador. “La humildad nos une y el orgullo nos separa”, dijo
acertadamente un ser muy sabio: San Agustín. Eres un unificador cuando aceptas
otros puntos de vista con una amorosa tolerancia.
Elige ser más flexible y menos rígido, evita el
vicio del perfeccionismo y el prurito de tener siempre la razón. De hecho,
nunca tienes la razón, solo tienes un tris de ella, pero el ego te convence de
que la tienes toda. El reto es dejar una buena huella en todo lugar; ánimo, sé
un unificador, no un divisor.
Todo esto
hay que aplicarlo siempre, pero más en temporada electoral, porque la política
mal manejada saca a relucir el lado mezquino de los seres humanos: su altivez,
su dureza, su intolerancia y su ambición desmedida.
Los que no pertenecemos a ningún partido, acaso
tenemos la ventaja de no tener que defender un candidato hablando mal del
contrario. ¿Qué ejemplo
dan nuestros mal llamados líderes a un pueblo que pide paz y convivencia
armónica?
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