Se dice que el nivel de globalización es del 80% o el 100%. En realidad, está entre un 10% y
un 20%.
Decir que el mundo es plano es exagerar. Las diferencias entre países son
todavía muy persistentes y tendemos a simplificarlas. Por ejemplo,
muchos directivos que quieren irse a China se olvidan de que la renta per cápita allí es una décima
parte de la española. La distancia geográfica es más importante de lo
que parece: algunas empresas textiles fabrican ahora en Marruecos y no en China para
estar más cerca de Europa. Los
aspectos culturales y administrativos son también grandes obstáculos.
Algunos mercados, como el financiero, están más globalizados
que el resto, pero si miramos al capital riesgo o a los depósitos en bancos
extranjeros, estamos hablando de entre un 20% y un 30% de globalización, en lugar de
globalización completa. Que
la última crisis financiera haya sido global no cambia nada. Los shocks financieros llevan
siendo globales durante los últimos 200 años. El miedo siempre vuela
entre fronteras más rápido que ninguna otra cosa.
El sector de la información, de Internet, tampoco está
plenamente globalizado. Google,
el negocio prototípico de empresa global, tiene problemas en Rusia, China,
Brasil e India. En Rusia, Yandex, su competidor, acaba de salir a Bolsa
y tiene un 60% del mercado. Su algoritmo funciona mejor para búsquedas en ruso
y la Administración local desconfía de Google. eBay, Yahoo y Amazon tienen problemas similares
de internacionalización. ¿Cómo puede decir alguien que la web hace las
cosas instantáneamente globales?
Para salir del desastre económico en el que estamos metidos
se suelen postular tres opciones: mayor regulación, mayor libertad para las empresas y mayor integración.
No creo que las dos primeras sean la solución. La opción con más ventajas es aumentar la integración
internacional, tanto en comercio como en población. En 2050, Europa
tendrá una estructura demográfica insostenible y la inmigración es la respuesta
a ese problema.
Hay una
urgencia inmediata: controlar el problema del desempleo. Si las
economías occidentales no
son capaces de frenar el desempleo, no veremos mucho progreso. Y luego
hay un requisito más a largo plazo que tiene que ver con la educación. Mucha gente
todavía sospecha de aquellos que no son como ellos. La educación puede hacer el mundo más seguro para
la globalización logrando que la gente desconfíe menos de los demás.
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