Todos
en distintos momentos de la vida somos líderes porque influimos en otros
positivamente.
A todos se nos dan oportunidades para tocar
corazones, dejar huellas,
iluminar y servir.
Por eso, si tú tienes personas a tu cargo,
sé consciente de la misión que el Padre te ha encomendado.
Fiel
a tus principios, afianza tus valores y avanza por el sendero del bien con un
entusiasmo irresistible.
Un
líder se valora y valora a los demás, es sencillo, humano y siempre
inspira confianza.
Un buen líder reconoce sus límites, toma decisiones, es integro y
disfruta trabajando en equipo.
Inspira con su vida, más que con sus
palabras, y no se da ínfulas porque se ve como instrumento de Dios.
Ojalá tú sepas liderar tu propia vida y así
podrás influir en otros en
un mundo que reclama buenos guías.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios