Ha
empezado otro año.
Como un cuaderno nuevo está ante mí, y me
acuerdo de cuando era chica, iba a la escuela y me apuraba para terminar el
viejo cuaderno y así comenzar el otro. En las últimas páginas hacía letra
grande, enormes dibujos apresurados. Pegaba dos hojas con engrudo de
fabricación casera: agua y harina en la cocina.
Los cuadernos nuevos se empiezan con letra
pequeña, pareja, prolija, cuidada...
Igual que los años.
Igual que éste.
¿Borrón
y cuenta nueva?
No,
no, sin borrón.
Y sumando a la cuenta nueva las otras cuentas
que antes nos sirvieron.
Porque no todo está para el olvido.
Porque no todo fue para dejarlo atrás,
disimulado entre las hierbas secas del otoño.
Pasaron
cosas.
NOS PASARON COSAS.
Crecimos
un poquito, un poquito así, pero crecimos.
Llorar hace crecer, es esa lluviecita de uvas
de cristal sobre el techo de chapa de nuestro corazón. Pica, repica, musiquea, despierta.
Nadie es el mismo después de haber llorado.
Reír
hace crecer.
También reímos.
Algunas veces, quizá podemos contarlas con los
dedos de una mano... ¡Y cómo une la risa!: dos que se rieron juntos, a
carcajadas limpia, no se desatan nunca en el recuerdo.
Yo tengo siete chistes favoritos, y me acuerdo
de quiénes fueron las siete personas que me los contaron.
En
cambio, no me acuerdo de todas las que me hicieron llorar o compartieron mis
angustias.
No creas que se trata de mala memoria... me
parece que es puro instinto de conservación.
Fíjate
que la gente le huye a la tragedia.
En algún tiempo me daba mucha rabia, pero ahora lo entiendo y no la
juzgo mal.
Una amiga de la infancia, que quiero
profundamente, todavía no habló conmigo desde que murió mi compañero. Y si yo
no la llamo no es porque no tenga ganas de hacerlo ni porque piense que es a
ella a quien le corresponde llamarme... sino simplemente porque me da miedo que se sienta mal...
A ella le digo: si leés esto, no busques entre líneas... te
quiero mucho, me gustaría que estuvieras cerca. No temas, no estoy
desahuciada, no contagio las penas, las tengo dentro de mí, tan escondidas que
para hallarlas tendrías que escarbar demasiado. Y, además, a los muertos queridos no los recuerdo
muertos, los recuerdo con su olor a perfume y su camisa favorita, con la música
que les gustaba, con las anécdotas que los muestran en su mejor momento. No
hablaremos de heridas ni agonías ni hablaremos de nieblas o tormentas...
no, ¿sabes qué haremos?... terminaremos la charla aquella que empezamos una
tarde en un café de la calle Córdoba... o la seguiremos, porque las charlas
entre amigas no se terminan nunca, son siempre una continuación de la anterior,
que fue una continuación de la anterior... y así, siempre, siempre, hayan
pasado días, meses, años.
Trabajar,
hace crecer.
Y me ha dado un poco de trabajo trabajar.
Porque mi trabajo es solitario, callado, sin
jefes que me obliguen a hacerlo, sin un horario que cumplir.
Se trata de transformarme en médium y sentir
lo que todos sienten a mi alrededor... e interpretarlo con palabras escritas que traduzcan
exactamente eso que siento, eso que sentís, eso que sienten otros.
Admirar
hace crecer.
Es tan larga la lista de la gente que admiro,
que te cansaría leerla. Pero en esos nombres seguramente nos reconoceremos,
hermanadas, vos y yo. Violeta
Parra, Mozart Mick Jagger, Horacio Molina, Paganini, Cortázar, Woody Allen,
Silvio Rodriguez. Beethoven, Raúl Porcheto, Chopin, Alejo Carpentier, Fellini,
la hermana Teresa, Silvina Ocampo, Bergman, Ricardo Montener, siempre mi
Felisberto Hernández que releo, los hermanos Marx, Olga Orozco, Humphrey Bogart
reviviendo cada vez que pasan "Casablanca" por televisión (ojalá que
no dejen de pasarla nunca).
Al admirar abrimos una ventanita del alma que,
a veces, está cerrada con candado. Al abrirla, nos abrimos. Dejamos que eche a volar un
pájaro cautivo y que entre el aire con olor a magnolias y a flores de tilo, ese
olor que es olor a verano y a plaza (Cuando era chica llevaba botellitas a la
plaza, las movía, dando vueltas, y luego las tapaba, creyendo que en ellas
podían guardarse los olores. Tal vez sí. Nunca las encontré, después,
nunca tuve oportunidad de destaparlas...
Agradecer
es crecer.
Amar
es crecer.
Crear
es crecer.
Ha empezado otro año.
Cuadernito
nuevo.
Cuadernito
de hojas inmaculadas, todavía en blanco.
Cuadernito que en la tapa dice Poldy.
Solamente que yo podré escribir en él los días que vendrán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios