¿QUÉ ES?
Un
linfoma es una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas
del sistema inmunitario), generalmente
dentro de los nódulos o ganglios linfáticos, pero que a veces afecta
también a otros tejidos como el hígado y el bazo. Dicho de otra forma, es un cáncer que se inicia en el
tejido linfático. Durante el desarrollo de esta enfermedad se produce una merma en el
funcionamiento del sistema inmunitario (las células encargadas de la
defensa del organismo) que puede ser más severa cuanto más se haya diseminado
la enfermedad. Además, si
la médula ósea se ha visto afectada pueden producirse anemia u otros cambios en
las células de la sangre.
SÍNTOMAS DE LINFOMA
Por regla general los linfomas se presentan como ganglios linfáticos aumentados
de tamaño, que cuando aparecen en zonas accesibles como el cuello, las axilas o la
ingle se pueden palpar evidenciando su tamaño aumentado. En otras
ocasiones los ganglios afectados están muy internos (abdomen, mediastino...) y
pueden pasar desapercibidos por lo que el diagnóstico es más difícil y sólo se
consigue cuando aparecen otros síntomas (fiebre, pérdida importante de peso...)
que obligan a realizar estudios más exhaustivos.
TIPOS DE LINFOMA
Existen
dos tipos principales de linfoma. El linfoma de Hodgkin o enfermedad de Hodgkin.
Todos los demás tipos de linfoma se denominan linfomas no Hodgkin. Una vez
determinado el tipo de linfoma, éste se clasifica según su pronóstico
(probabilidad de recuperación) por grados: bajo, intermedio y alto. Sin
embargo, un sistema más nuevo, denominado sistema REAL, divide los tipos de
linfoma de acuerdo con su comportamiento clínico en tres categorías: indolente,
agresivo y altamente agresivo:
Los
linfomas indolentes tienden a crecer de forma lenta. Aun sin ningún
tratamiento, los pacientes con este tipo de linfoma con frecuencia viven muchos años sin presentar
problemas a causa de la enfermedad. Para algunos de estos pacientes, no
se recomienda ningún tratamiento hasta que se desarrollen síntomas
Los
linfomas agresivos y altamente agresivos crecen más rápidamente. Sin
tratamiento, la esperanza
de vida de estos pacientes es de semanas o meses. Afortunadamente, la
mayoría de los linfomas agresivos y altamente agresivos responden bien a la
quimioterapia y muchos de ellos se curan.
TRATAMIENTOS
Actualmente
la base del tratamiento de los linfomas son la quimioterapia y la radioterapia
aunque están apareciendo otras modalidades terapéuticas prometedoras. Es muy importante realizar un diagnóstico
preciso y un buen estudio de extensión de la enfermedad, que nos permitan tener
todos los datos necesarios para decidir el tratamiento más adecuado.
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