El
pontífice pidió que no se abandone a los ancianos.
El
papa Francisco lamentó este miércoles la tendencia de las nuevas generaciones a
considerar la vejez como "una enfermedad" y pidió que no se abandone
a los ancianos.
"La
vejez no es una enfermedad. La persona de edad avanzada no es un
marciano", clamó el papa ante los cerca de 12.000 fieles que asistían a la
audiencia general en la plaza de San Pedro.
"La vida se ha ampliado, pero la sociedad no se ha
ampliado a la vida. El número de ancianos se ha multiplicado, pero en nuestras
sociedades no se les respeta", dijo.
"Los ancianos, pobres, enfermos y solos,
experimentamos las lagunas de una sociedad programada sobre la eficiencia y
que, consiguientemente, ignora a los ancianos", reconoció. "Los ancianos son una riqueza que no se puede ignorar",
insistió Francisco, de 78 años, quien está por cumplir sus primeros dos años de
pontificado.
El papa citó también un discurso del papa emérito Benedicto
XVI, el primer papa que renuncia al trono en siete siglos. "Usó palabras
claras y proféticas, decía así: 'La calidad de una sociedad, quisiera decir de
una civilización, se juzga también por cómo se trata a los ancianos y por el
lugar que se les reserva en la vida en común'.
"Es
verdad, la atención a los ancianos hace la diferencia de una
civilización", recalcó Francisco. "Los jóvenes de hoy serán los
ancianos de mañana. También ellos lucharon por una vida digna, recorriendo
nuestras mismas calles y viviendo en nuestras casas. Tengamos bien presente:
donde los ancianos no son respetados, los jóvenes no tienen futuro",
concluyó tras recalcar que "descartar a los ancianos es pecado
mortal".
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