El
ébola es una enfermedad infecciosa viral aguda que produce fiebre hemorrágica
en humanos y primates (monos, gorilas y chimpancé), causada por el virus del
Ébola
Se describió
por primera vez en el año 1976 por el Dr. David Finkes, cuando se
presentaron varios casos de fiebre
hemorrágica en Zaire y Sudán. El nombre del virus se debe al río Ébola,
geográficamente ubicado en Zaire.
Existen
cinco serotipos del virus del Ébola: Ébola-Zaire, Ébola-Sudán,
Ébola-Costa de Marfil y Ébola-Bundibugyo. El quinto serotipo, el Ébola-Reston,
ha causado enfermedad en los primates, pero no en humanos.
Es
una infección que se caracteriza por una alta tasa de mortalidad, que oscila
entre el 50% y el 95% de los afectados.
Debido a su naturaleza letal, este virus es considerado como un arma biológica.
El numero de personas infectadas en el momento
(prevalencia) del virus del ébola es difícil de determinar, porque suele
presentarse en forma de brotes o epidemia.
Actualmente, se considera que las personas en riesgo de
contraer fiebre hemorrágica por virus del Ébola son aquellas con antecedentes
de viajes a África subsahariana, las personas que cuidan a los pacientes
infectados, así como los trabajadores que se encuentran en contacto con
primates infectados de origen africano.
A día de hoy (Octubre 2014), la
OMS ha reconocido que el virus está fuera de control, debido sobre todo a la
facilidad y rapidez que tiene para propagarse, por lo que están haciendo todo
lo posible a nivel regional e internacional para intentar prevenir su expansión
a otras fronteras.
Asimismo, se está desaconsejando viajar -salvo casos de extrema necesidad- a las
zonas de África Occidental más azotadas por este brote.
Los afectados superan ya los 7.500 y los muertos alcanzan los 3.500,
la gran mayoría en Liberia.
¿Cómo
se transmite el virus del Ébola?
El
virus del Ébola está considerado como sumamente infectivo, debido a su alta
tasa de mortalidad, la rapidez con la que provoca la muerte y las zonas remotas
donde se producen las infecciones.
Se transmite a los humanos a través del contacto con un
animal huésped infectado vivo o muerto (monos, murciélagos, antílopes…) y se disemina de persona a
persona por el contacto con la sangre, tejidos, secrecciones y los fluidos
corporales del sujeto infectado, y por el contacto con equipo médico
contaminado, tales como agujas.
Las
infecciones por virus del Ébola son agudas y no existe el estado de
‘portador’. Debido a que el reservorio natural del virus es desconocido, la manera en que el virus
aparece por primera vez en un ser humano en el inicio de un brote no se ha
determinado aún.
La transmisión nosocomial se refiere a la propagación de una enfermedad dentro de un
centro hospitalario, este tipo de transmisión ocurre con frecuencia durante los
brotes de virus del Ébola.
En la mayoría de los centros de salud de África los
pacientes son atendidos sin mascarilla, batas o guantes. Además, cuando las agujas o
jeringas que se utilizan pueden no ser del tipo desechable, si se contaminan
con el virus y luego se vuelven a utilizar, muchas personas pueden ser
infectadas.
De hecho, si se produce la muerte del afectado por el
virus, el protocolo indica que no se le puede realizar la autopsia por el alto riesgo de contagio
por los fluidos de la víctima, por lo que deberá ser incinerado.
El
período de incubación de esta enfermedad oscila entre dos y 21 días,
después de los cuales ocurre el inicio de los síntomas del ébola, aunque lo más
habitual es que aparezcan entre el octavo y el décimo día:
Fiebre
alta y repentina.
- Dolor
de cabeza.
- Molestias
en las articulaciones y fuertes dolores musculares.
- Dolor
de garganta y debilidad generalizada.
- Diarrea,
vómitos y dolor de estómago.
- Aparición
de una erupción rojiza en la piel.
- Congestión
conjuntival (ojos rojos).
- Alteración
de la función renal y hepática.
En
algunos afectados pueden observarse hemorragias internas y externas.
La
razón por la cual algunas personas son capaces de recuperarse de ébola y otros
no sigue siendo un misterio para los científicos. Sin embargo, se sabe
que los pacientes que fallecen, por lo general no han desarrollado una respuesta inmunológica
significativa para el virus en el momento de la muerte.
Los síntomas del paciente y un interrogatorio exhaustivo
que incluya preguntas sobre viajes recientes a zonas endémicas del virus del
Ébola, malaria o influenza son de vital importancia para dilucidar el
diagnóstico de la infección por virus del Ébola.
Existen
exámenes de laboratorio específicos que permiten detectar la presencia del
virus del Ébola en la sangre o en el suero, sobre todo en la fase aguda,
como lo es la determinación del ARN genómico o subgenómico; sin embargo, la
técnica más común para determinar la infección por este virus es la detección de Anticuerpos IgM e IgG
por el método ELISA de captura o sándwich, esta técnica es una prueba
inmunológica que está basada en la captura de los anticuerpos presentes en el
suero del paciente cuando reaccionan con una proteína del virus fijada a un
pocillo de una placa rectangular de poliestireno, un tipo especial de plástico
Otras
pruebas de laboratorio como el hemograma pueden aportar datos sugestivos de la
infección, como los glóbulos blancos que suelen estar disminuidos
(leucopenia). Así mismo, puede observarse elevación de la cifra de hematocrito,
que es una medida indirecta del estado de deshidratación del paciente y las
plaquetas que participan en la coagulación, las cuales se encuentran
disminuidas (lo que se conoce como trombocitopenia). Más de la mitad de los pacientes afectados
desarrollan algún grado de hemorragia.
Tratamiento
del Ébola
En
la actualidad no existe ningún medicamento dirigido a combatir el virus del
Ébola, por lo tanto solo se puede realizar tratamiento sintomático o
medidas de apoyo. Entre ellas tenemos: para la fiebre, administrar Acetaminofén, nunca tomar
Aspirina (ácido acetilsalicílico) por el riesgo que existe de manifestaciones
hemorrágicas; también se debe ingerir abundantes líquidos para evitar la
deshidratación y guardar reposo en cama.
Si
el paciente tiene manifestaciones hemorrágicas requerirá la administración por
vía endovenosa de líquidos, así como concentrado de plaquetas, factores
de coagulación o de transfusiones de sangre si existen pérdidas importantes.
Igualmente, dentro del tratamiento del ébola, es necesario llevar un control
estricto de los signos vitales como la frecuencia cardiaca, el pulso y la
presión arterial con el fin de poder determinar cualquier signo
indicativo de shock.
Actualmente, debido al virulento brote de Ébola-Zaire que
está teniendo lugar en África Occidental, se está procediendo a tratar a
algunos pacientes con un suero experimental conocido como ZMapp. Otras
compañías farmaceuticas trabajan aa contrareloj para dar con una vacuna
efectiva para luchar frente este virus.
Pronóstico del Ébola
El pronóstico de la fiebre
hemorrágica por virus del Ébola es bastante malo, ya que se considera una
patología potencialmente mortal. El período de tiempo que transcurre desde el
inicio de los síntomas hasta la muerte varía entre 2 y 21 días. Se
estima que la tasa de mortalidad por fallo de múltiples órganos y posterior
shock hipovolémico va desde un 50 a un 90%, variando según el tipo de virus del
Ébola que cause la infección.
Prevención
de la infección por virus Ébola
Según las recomendaciones de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) el control y prevención del virus del Ébola se basa en tres
pilares fundamentales:
1 Controlar
la infección en animales: actualmente no hay vacunas dirigidas a
prevenir la infección por virus del Ébola-Reston en animales, es por ello que
se deben aplicar métodos químicos de desinfección utilizando hipoclorito de sodio y otros detergentes de forma regular en las granjas de
animales como monos y cerdos. Ante la sospecha de cualquier brote del
virus los animales deben ponerse en cuarentena o podrían incluso sacrificarse
para evitar la transmisión a seres humanos.
2 Disminuir
el riesgo de la infección humana: al no existir una vacuna para seres
humanos ni tampoco un tratamiento específico contra la infección por el virus
del Ébola la educación de la población en riesgo es un arma fundamental. Se deben implementar campañas de
concienciación sobre los distintos factores de riesgo y las medidas de
protección frente a ellos. En ciertos países africanos, al ocurrir un
brote de ébola se activan mecanismos de información y difusión de mensajes para
reducir los riesgos de transmisión, los cuales deberán enfocarse en los
siguientes aspectos:
Disminuir
el contacto con animales salvajes que pudieran estar infectados como simios,
monos y algunos tipos de murciélagos. Evitar el consumo de carne cruda.
Empleo
de guantes y prendas protectoras para manipular animales.
Utilizar
guantes, mascarillas y batas especiales para disminuir el riesgo de transmisión
de persona a persona como consecuencia del contacto estrecho con personas infectadas,
en particular con sus líquidos corporales.
Lavarse
las manos frecuentemente, sobre todo después de visitar a familiares
enfermos en el hospital, así como después de haber cuidado a enfermos en el
hogar.
Difundir mensajes de información a la población sobre las
características de la enfermedad y de las medidas de control del brote, en
particular la inhumación de cadáveres.
Prevenir
la infección del ébola en los centros de salud: esto se refiere al uso
de medidas de aislamiento y utilización de equipos necesarios (guantes,
tapabocas, batas) para reducir el riesgo de transmisión desde los enfermos
hacia el personal sanitario, como médicos, enfermeras, así como técnicos de
laboratorio que manipulan sangre y otros líquidos corporales de los pacientes infectados
con el virus.