Los
predicadores deben aclararle a la gente que la Biblia está condicionada por la
época.
Textos para demostrarlo sobran como el
capítulo 26 del Levítico saturado de maldiciones supuestamente divinas.
Solo imagina a Dios maldiciendo o diciendo: “me enfrentaré con ustedes con
ira”. 26,28. Absurdo.
O detente a examinar el texto machista de
Pablo cuando dice: “que la
esposa se someta en todo a su marido” Efesios 5,24.
A aquellos que toman la Biblia a pie de la
letra les digo que oren, si pueden, con el salmo 109.
Una plegaria que destila odio y venganza sin
reticencias. Pero bueno, así era en ese entonces.
Todo
texto sagrado es palabra humana con todo el oro y el plomo que cargamos las
personas.
Lo
deplorable es que tantos se aferren a lo escrito sin pensar y atribuyan a Dios
lo que no es de él.
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