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CUANDO SE ESTÁ ENAMORADA



El amor era un huésped, la soledad es siempre el compañero.

...porque soy quien se va pero regresa para morder tu mano, mientras besa, porque soy el que otorga. Y el mendigo.

Amor... única llama que me queda de Dios en el sendero cierto de lo incierto.

El amor es como una fragancia deliciosa que siempre queremos tener con nosotros.

Sentir amor es todo lo que una mujer necesita para sentirse viva y amada .

Todo el que ama esta destinado a sufrir terribles pesadillas .

Ningún camino de flores conduce a la gloria.

Poca gente es capaz de prever hacia donde les lleva el camino hasta que llegan a su fin.

Por el camino del medio irás siempre muy seguro.

El artista debe ser mezcla de niño, hombre y mujer.

De cualquier forma, quien es suficientemente perseverante para transitar este camino, si es necio, llegará a ver claro; si es débil, llegará a ser fuerte.

Si te detienes cada vez que un perro ladra nunca llegarás al final de tu camino.

Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias.

El artista debe estar siempre con aquellos que padecen la historia, no con los que la hacen.

En la montaña el camino más corto es de cima en cima; pero para eso hay que tener las piernas largas.

Cada hombre tiene que inventar su camino.

El hombre superior es persistente en el camino cierto y no sólo persistente.

LA NATURALEZA ES UNA OBRA DE ARTE



La naturaleza es una obra de arte, pero Dios es el único artista que existe, y el hombre no es más que un obrero que la mayoría de las veces tiene mal gusto.

Reprender al que yerra no basta si no se le enseña el camino recto.

Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen.

El que no sabe por qué camino llegará al mar, debe buscar el río por compañero.

El artista vive una relación peculiar con la belleza. En un sentido muy real puede decirse que la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del talento artístico.

Para reducir lo infinito a lo finito, lo inasequible a lo humanamente real, no hay más que un camino: la concentración.

La felicidad es una estación de parada en el camino entre lo demasiado y lo muy poco.

Todo artista es tan múltiple que el crítico no puede dejar de encontrar en él lo que busca resueltamente y a priori.

El conocimiento de la belleza es el verdadero camino y el primer peldaño para la comprensión de las cosas que son buenas.

Existe realmente una solución adecuada para el mal de amor, acaso habrá un camino seguro para este dilema o será la respuesta el cruce de una red de intrincados senderos para ser feliz.

Es el momento del triunfo. El camino exige grandes sacrificios y no hay reproche en ello, más aún se necesita una gran autodisciplina si se desea que el éxito perdure. Es tiempo de perseverar y calcular la mejor manera de superar el obstáculo. Debe persistir en el camino de la corrección. El hombre sabio ganará apoyo cuando colabore estrechamente con los demás y éstos con él. Mientras que las dificultades se acumulan, indican rechazar un ofrecimiento de origen oscuro.

Yo...deseo verte partir olvidando el ayer,
yo...deseo que el camino que tomes se diluya en la penumbra del olvido,
yo...deseo no vivir y no verte jamás, llevando estos días ocultos,
yo..deseo sufrir solo, caminar, si puedo llorar a solas, si puedo,
yo...deseo morir y no escucharte jamás, decir nos vemos otro día... no escuchar esos adioses que fueron ficciones.

EL FUTBOL EN LA HISTORIA



Desde tiempos pretéritos, la esfera ha sido considerada como símbolo de la totalidad. Para quienes disfrutamos de su práctica o contemplación, el instantáneo ¡¡¡goooooooool!!! llena de sobrenatural e inexplicable regocijo al rutinario tránsito de nuestra cotidianidad.

Para los presocráticos griegos, la esfera equivalía a lo Infinito, a la perfección de Dios.
Para los árabes, el Universo se originó de un huevo primordial, y por eso, el número cero simboliza la Nada de la cual procede el Todo.

Para los antiguos hindúes, la esfera se identificaba con el globo terráqueo y se consideraba alegoría del mundo.
En el idioma maya, la pelota de hule era llamada ulli, palabra que significa esférico y universo redondo.

El juego de pelota ritual de la cultura maya, cuyo origen se sitúa hacia el año 2500 antes de Cristo. Bordeada por rampas escalonadas que conducían a las plataformas ceremoniales, la cancha de juego de pelota maya tenía forma de I mayúscula y se encontraba en todas las ciudades del imperio.

El Tsu-Chu –juego de pelota que emergió en la antigua China hacia el año 2500 antes de Cristo- era una actividad sólo para virtuosos. De acuerdo a las crónicas imperiales, la meta del Tsu-Chu era patear un balón de cuero relleno de plumas y pelo animal, para encajarlo en una pequeña red de unos 40 centímetros de diámetro construida sobre cañas de bambú. El único inconveniente era que esa red colgaba a unos… ¡9 metros de altura! Se necesitaba un altísimo nivel de habilidades para practicar este deporte: un manual de la época reza –de manera un tanto cínica- que "cualquier parte del cuerpo es útil para anotar, excepto las manos".

Los nativos de Norteamérica también tenían su propio juego de pelota, llamado pasuckuakohowog, complejo vocablo que significa gente que se reúne para jugar con la pelota al pie. Más de un millar de personas se involucraban –de manera simultánea- en la práctica de este entretenimiento rudo, peligroso y de escasas reglas. Los contendientes usaban ornamentos y pintaban sus cuerpos con símbolos de guerra. Era común que los juegos se extendieran de un día para otro, con festines de celebración luego de concluido cada encuentro. Por su parte, los esquimales practicaban otro juego de intrincado nombre –el asqaqtuk: éste consistía en patear y anotar puntos con un pesado balón, relleno de hierba, pelo de caribú y musgo.

Textos clásicos del siglo III describen a las huestes inglesas celebrando su victoria sobre las hordas danesas con una eufórica sesión de juegos de pateo. Para la ocasión, se usó una pelota muy particular: la cabeza cercenada del líder invasor. Este evento habría sido la génesis –un tanto cruel- del mob football.
Entre los siglos VII y XIX, el mob football se popularizó en las islas británicas. La pelota era elaborada con cueros y tripas de animales domésticos. La "cancha" era vasta: dos aldeas comenzaban el juego en un punto neutral. El propósito era el de transportar el balón a la plaza o mercado principal del villorrio rival. A veces, la disputa se llevaba a cabo en una misma ciudad, entre dos barrios vecinos. Miles y miles de personas se involucraban en cada partida.

En el año 1314, el Rey Eduardo II publicó un edicto que prohibía la práctica del mob football. Su hijo Eduardo III decretó una medida similar –tan infructuosa como la del padre. Ricardo II, Enrique IV, Enrique VI y Jaime III engrosaron el catálogo de reyes ingleses que intentaron prohibir este deporte, sin conseguirlo.

Tras su éxito en las islas británicas, el mob football se extendió por diversas regiones de Europa: de tumulto en tumulto, de gresca en gresca, fue sumando adeptos y reformadores. A finales del siglo XVI, en la ciudad italiana de Florencia, apareció el primer intento serio por domesticar esta práctica: se trataba de un esfuerzo civilizador que estaba imbuido del espíritu racionalista y científico –propio del Renacimiento- que empezaba a imperar en esa época. De tal suerte, surgió el calcio florentino.

Las primeras reglas de este deporte fueron oficializadas en 1580. Una de sus mayores novedades fue el hecho de imponer un límite al número de jugadores –veintisiete por equipo. El objetivo del juego era sumar más puntos que el equipo rival. Las dimensiones de la cancha eran similares a las del fútbol actual, pero cubierta de arena en lugar de grama. La pelota debía ser introducida en unas plataformas con agujeros colocadas a ambos extremos del campo de juego. Para transportar el balón podían usarse, de manera indistinta, manos o pies. Por cada tiro acertado se obtenían 2 puntos, pero por cada intento errado, se sumaba medio punto al equipo rival. El encuentro duraba 50 minutos y era supervisado por ocho árbitros.

Transcurrieron décadas, siglos. Declinaron viejos imperios, surgieron otros nuevos. En todo el orbe, antiguas monarquías se transformaron en repúblicas; colonias y protectorados devinieron en naciones independientes; grandes sistemas religiosos surgieron o sucumbieron; el pensamiento racional, científico, se enseñoreó del ambiente intelectual, desplazando a la vieja hegemonía de filósofos y teólogos. Incólumes, los juegos de pelota sobrevivieron a tales avatares.

En Inglaterra, a mediados del siglo XIX, se dieron los primeros pasos para unificar todos los códigos o reglamentos de football. No fue un proceso tranquilo y no estuvo exento de facciones, disputas y divergencias. De tales encuentros y desencuentros, surgirían, con el paso del tiempo y en distintos países, las reglas de deportes que aún hoy están en boga: el rugby, el footballl americano, el football australiano, el football canadiense, el lacrosse, el hockey en sus diversas superficies, y por supuesto, el deporte más popular del planeta en la actualidad, el fútbol o soccer.

En 1848, dos alumnos de la Universidad de Cambridge, Henry de Winton y John Charles Thring, se reunieron con estudiantes de otras escuelas para redactar un código futbolero. Las reglas de aquel Código Cambridge se asemejan mucho al fútbol actual. Un punto básico de tal reglamento fue la prohibición expresa de transportar el balón con las manos, pasando la responsabilidad del traslado de la pelota a los pies. El objeto del juego era el de hacer pasar la esférica entre dos postes verticales, justo por debajo de una cinta que los unía. El equipo que marcaba más goles era el ganador. A partir de ese momento, el fútbol entró en el terreno de la racionalidad jurídica, dejando atrás su turbulento pasado de reyertas callejeras y turbas enardecidas.

En 1857, un código –el Sheffield- adoptó nuevas reglamentaciones, tales como los tiros libres, los corners y los saques de banda. La leve cinta atada a los dos postes verticales fue sustituida por un travesaño rígido, dando lugar a las modernas porterías.

Si bien con estas unificaciones se lograron extraordinarios avances para reglamentar y racionalizar el juego, el código considerado como definitivo para la creación del fútbol moderno fue el suscrito el 8 de diciembre de 1863, en la "Taberna de los Masones" de la calle Queen Elizabeth de Londres. En tal documento, se aprobaron dos puntos fundamentales: la limitación del número de jugadores a 11 por equipo y la eliminación de los tackles, o golpes propinados al cuerpo del jugador, los cuales, de ahí en adelante, pasarían a sancionarse como faltas.

Por otra parte, el número de jugadores –once- fue seguramente tomado del diagrama básico de la cábala hebrea, el ya citado Árbol de la Vida.

Diversos pensadores, como el mexicano Alejandro Huizinga, han sugerido que la cultura brota del juego –una actividad tan antigua como el alimentarse o cazar- porque dota a los seres humanos de reglas que rigen su comportamiento individual y colectivo, de valores éticos y trascendentes. En el caso de los juegos de pelota, en sus más disímiles variantes, el ser humano ha intentado reproducir las leyes del orden cósmico en las amenas conflagraciones del deporte. Para quienes disfrutamos de su práctica o contemplación, el instantáneo nirvana de un ¡¡¡goooooooool!!! llena de sobrenatural e inexplicable regocijo al rutinario tránsito de nuestra cotidianidad.

Por un instante, en ese irrefrenable grito de júbilo, quedan abolidos el tiempo, el pasado, el pensamiento y cualquier rastro de pesadumbre: todo se vuelve intenso gozo presente, grato estallido en el que sólo tiene cabida el más profundo sentido de deleite.

COMO SER MAS ESPIRITUALES



Cada día hay más personas interesadas en cuidar su alma dentro o fuera de los credos. La verdad es que ser religioso puede ayudarte a crecer en conciencia o puede inflar tu ego: soy mejor que los demás. Una actitud soberbia reñida con la espiritualidad, porque un ser espiritual no sigue los dictados del ego.

Un creyente suele caer en tres trampas: creerse mejor, excluir a los que no son de su credo y juzgarlos, o sea, perderse en un sendero oscuro de identificación y separación. Pone su identidad no en amar, sino en un credo y se aleja de los que no están en su grupo. Al ego le fascina ser más que los otros, juzgar y creer que tiene la razón y es mejor, pero espiritualidad es conciencia despierta, conexión con Dios, no sentirse superior y vibrar sólo en un amor puro.

Los maestros espirituales siempre nos invitan a estar en la frecuencia del amor y actuar con humildad, sin ego. ¿Pero, qué es el ego? Es tu propio yo, inflado por el orgullo, y en el túnel de la inconsciencia; es un yo sin Dios, desligado de los otros y enfrentado a ellos

El ego ve enemigos por doquier, vive engolosinado con competir y su meta es poseer y aparentar. ¿Lo ves claro? Si tu respuesta es positiva alégrate, elige ser sencillo y activa tu conciencia.

Ámate y ama de verdad: sé tolerante, compasivo y da sin esperar recibir, acéptate y acepta a los demás así como son. Saca cada día tiempo para relajarte, deja actuar a Dios y ve a tu esencia, al camino del amor. Te ayuda mucho meditar. La meditación no es sentarse en flor de loto, poner la mente en blanco o aislarse del mundo.

De hecho, la mente nunca está en blanco, sólo cuando mueres. Meditar no exige aislarse, basta entrar en un estado profundo de comunión y armonía. La meditación es una atención amorosa que te lleva a un estado sereno de conciencia y de paz. Puedes meditar repitiendo un mantra, con la danza, o visualizando lo que te agrada y te calma.

Lo que más te ayuda es una respiración pausada, profunda, y soltar tu cuerpo. La haces con los ojos cerrados en un lugar tranquilo y te puedes inspirar con una música suave. Practica hasta lograr una mayor atención y conciencia de lo que pasa en tu interior o fuera de ti. Así, sintonizas con Dios, eres más espiritual y ganas paz.

Eres espiritual cuando amas sin apegos y cultivas una conciencia de unidad con Dios, los otros y el universo. Lástima que las religiones, tan humanas como son, enseñen más a rezar que a orar y más a seguir un culto que a ser amorosos y transparentes.

Por eso, el gran desafío para los credos hoy es saciar la sed de espiritualidad de millones de personas atrapadas en el remolino del ruido, el consumismo y el acelere. El hombre moderno tiene sed de Dios.

¿Quién saciará su sed?

DARLE TIEMPO AL TIEMPO PARA VER SI ALGO ES BUENO O MALO



Una vez un campesino chino, pobre y muy sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo.

Un día el hijo le dijo: "Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo."

"¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el
tiempo..."

A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. "¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro caballo."

"¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre, veamos qué nos trae el tiempo."

En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se enfureció y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna.

"Padre, qué desgracia! - Exclamó ahora el muchacho - ¡Me he quebrado la pierna!"

Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:

"¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!"

El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que se quejaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.

El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno, malo. Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en que todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas.

SALARIO PROMEDIO MUNDIAL



Esto es una guía con datos aproximados para 72 países. Sin embargo, por falta de información concreta, la lista no incluye a varias naciones, entre ellas algunas de las más pobres del planeta.

Todas las cifras han sido ajustadas para reflejar las variaciones del costo de la vida de un país a otro. Sin embargo, los cálculos están basados en aquellos que reciben un salario formal (Mensual) y no a los trabajadores independientes o autónomos, ni a los que reciben beneficios sociales.

SOBREVIVIR DURANTE EL DESEMPLEO



Tus últimas monedas serán un tesoro si la agobiante época de desempleo te toma por sorpresa.

La meta final es conseguir trabajo lo más rápido posible o comenzar a generar entradas propias a través de una microempresa o inversiones.

¿qué hacer mientras tanto?

No te dejes llevar del mal humor, del desespero y del estrés (serán tus principales enemigos)

Estar desempleado requiere obligatoriamente de un ahorro previo

Revisa tu lista de contactos. Necesitas contactos para volver a conseguir trabajo. Prepara una lista de todas las personas que interactuaron contigo mientras estabas en el trabajo. Incluye conocidos ocasionales de otras compañías de tu edificio, los vendedores que hacen negocios con regularidad y amigos de amigos.

Dedica un dinero a preparar y enviar hojas de vida, trasportes e incluso ropa presentable para las entrevistas.

Establece una rutina.  Sin una rutina diaria, tu vida puede descontrolarse con bastante rapidez. Hazte un horario diario y atente a el.

Tu liquidación o tus ahorros deben ser gastados con papel y calculadora en mano. (Haz una planilla de presupuesto semanal)

Evita las salidas de entretenimiento costosas

Ponte en contacto con familiares sobre tu situación. Su apoyo puede darle el impulso emocional que necesitas para superar este momento difícil. También, pueden ayudarte a encontrar trabajo, al menos de forma temporal.

Utiliza el dinero solo en lo que sea estrictamente necesario.

Sobreviviendo al desempleo requiere diversión ocasional. Localizar la sala de cine en la que tienen día de mitad de precio de entrada. Toma nota de todas las opciones de entretenimiento gratuito a tu disposición, desde un paseo por el parque local a cenar una vez a la semana en casa de mamá y papá.

Revisa si el banco en el que tienes tu cuenta de ahorros cuenta con subsidio por desempleo

Pilas a buscar trabajo. Ninguna hoja de vida pinta muy bien si llevas más de 6 meses sin trabajo.

Es un buen momento para replantearte lo que quieres hacer con tu vida profesional y financiera, no le des más vueltas al asunto, pero antes pregúntate qué tan capacitado estás para enfrentar un nuevo rol dentro de otro ámbito laboral al que no estás acostumbrado; cuántas oportunidades económicas y de crecimiento personal hay actualmente en esa área.

Piensa si tienes el apoyo logístico e intelectual para montar un negocio rápidamente y dedicarte el resto de tu vida a ello

Que el desespero no te lleve a endeudarte con dinero que ni siquiera tienes.

Cuando te quedes sin dinero, endéudate con lo mínimo: no seas víctima del popular dicho: “Una vez metido el dedo, untada la mano”.

En la medida de lo posible, trata de que el intermediario sea un conocido o familiar, para que no acarrees gastos extras de los intereses.

Corta con las tarjetas de crédito.

Trabajar en el voluntariado. Por supuesto, esto no es un sustituto para encontrar un trabajo remunerado, pero el voluntariado le da un propósito y ayuda a estructurar su día. A través del voluntariado, la persona permanecerá en contacto con personas que trabajan y tienen una oportunidad para demostrar sus capacidades. El voluntariado también podría ponerte en contacto con personas que están en peor situación que tú, te das cuenta de que ayudando de que el desempleo no es lo peor que te puede pasar a ti.

AMADA EN EL AMADO



A veces dos enamorados parecen uno solo; los perfiles forman una múltiple cara de frente, los cuerpos juntos con brazos y piernas suplementarios, una divinidad semejante a Siva: así eran ellos dos.

Se amaban con ternura, pasión, fidelidad. Trataban de estar siempre juntos y cuando tenían que separarse por cualquier motivo, durante ese tiempo tanto pensaban el uno en el otro que la separación era otra suerte de convivencia, más sutil, más sagaz, más ávida.


Lo primero que hacían al separarse era poner cada uno en su reloj pulsera la hora exacta.

- A medianoche quiero que repitas los versos de San Juan de la Cruz, que me gustan.

- ¿Oh noche que juntaste amado con amada, amada en el amado transformada?

- Los diremos a la misma hora.

- A las seis de la tarde, en el reloj, mis ojos te mirarán.

- En el lápiz de los labios estaré cuando te pintes, o en el vaso cuando bebas agua.

- A las ocho te asomarás a la ventana para contemplar la luna. No mirarás a nadie.

Creyendo que es tuyo, para no gritar de pena, me morderé el brazo, no el antebrazo.

- ¿Por qué?

- Porque el brazo es más sensible.

- ¿En qué sitio?

- En el sitio en que la boca lo alcanza cuando el brazo está doblado con el codo hacia arriba, apoyado contra la cara, como guareciéndola del sol. Es tu postura predilecta, por eso la imito como si mi brazo fuera el tuyo.

- A las nueve menos cinco de la noche, cerrá los ojos. Te besaré hasta las nueve y cinco.

- ¡Podrías más tiempo!

- ¿Pero acaso no llegaríamos a morir prolongando indefinidamente ese momento?

- No pediría otra cosa.

Con estos y otros desatinos se despedían. Como es natural, cumplían religiosamente con lo pactado. ¿Quién se atrevería a romper semejante rito? El que no lo comprenda, nunca ha amado o ha sido amado, ni valdría la pena que ame o que sea amado, ya que el amor es hecho de infinita y sabia locura, de adivinación y de obediencia.

Todas las miserias grandes y pequeñas de la vida cotidiana todo lo que es un motivo de fastidio para otras personas, para ellos era muy llevadero.

La casa en donde vivían no era muy cómoda; tenía muy poca luz porque sus cuartos daban a un patio interior. Ruidos intestinales de cañerías se hacían oír en todos los pisos. El baño estaba metido dentro de un armario, la ducha sobre la letrina, las ventanas no cerraban o abrían según el grado de humedad del tiempo, un camino de cucarachas distinguía la cocina de los otros cuartos, pero ellos encontraron en esas incomodidades cómicos motivos de regocijo. (Compartir cualquier cosa vuelve cualquier cosa mejor para los enamorados, cuando son felices.) La felicidad les prestaba simpatía, simpatía para el verdulero, para el carnicero, para el panadero, para el médico cuando había que consultarlo, para los participantes de una cola, por personal y larga que fuera.

De noche, cuando se acostaban, el cansancio que sentían abrazados, era un premio. Él soñaba mucho; ella no soñaba nunca.

Él, al despertar a la hora del desayuno, le contaba sus sueños; eran sueños interminables y accidentados, llenos de alegría o de zozobras. Le gustaba contar los sueños, porque casi todos tenían (como las novelas policiales) suspenso: aprovechaba el momento en que iba a tomar un trago caliente de té o en que se metían un trozo grande de pan con manteca y miel en la boca, para interrumpir la parte sensacional del sueño y hacer esperar debidamente el desenlace.

- Quisiera ser vos – decía ella, con admiración.

- Yo también –decía él- ser vos, pero no que vos fueras yo.

- Es lo mismo –decía ella.

- Es muy distinto-respondía él-. Lo primero sería agradable, lo segundo angustioso.

- ¡Por qué nunca puedo estar en tus sueños, sin el vigilia te acompaño!- Ella exclamaba-. Oírtelos contar, no es lo mismo. Me faltan el aire, la luz que los rodea.

- No creas que son tan divertidos (tengo más talento de narrador que de soñador), son mejores cuando los cuento-dijo él.

- Los inventarás, entonces.

- No tengo tanta imaginación.

- De todos modos, quisiera entrar en tus sueños, quisiera entrar en tus experiencias. Si te enamoraras de una mujer, me enamoraría yo también de ella; me volvería lesbiana.

- Espero que nunca suceda –decía él.

- Yo también –decía ella.

Durante un tiempo resolvieron dormir teniéndose de la mano, con la esperanza de que los sueños de él pasaran dentro de ella a través de las manos. Por incómodo que fuera, ya que para mantener un posición estratégica dar vuelta la almohada buscando la frescura sería imposible, resolvieron dormir con las cabezas juntas. Pensaban que ese contacto sería más eficaz que el de las manos, pero ella seguía sin sueños.

- Hay personas que no sueñan –decía él-. No hay nada que hacer.

- Sería capaz de tomar mescalina, fumar opio. Cualquier cosa haría con tal de soñar.

- Es lo único que falta –decía él.

Una mañana de primavera, a la hora del desayuno, ella trajo como siempre la bandeja con las dos tazas servidas y las tostadas con manteca y miel. Colocó todo sobre la mesa de luz. Se sentó sobre la cama, lo despertó ahogando risas con besos y dijo:

- Anoche soñaste con una vaquita de San José. Aquí está. –Mostró sobre su brazo el bichito rojo como una gota de sangre.

El se incorporó en la cama y le dijo:

- Es cierto. Soné que estábamos en un jardín donde en vez de flores había piedras, piedras de todos los colores.

- Un jardín japonés –musitó ella.

- Tal vez –respondió él-, porque en las piedras había letras grabadas que parecían japonesas o chinas. Por una calle de piedras más altas, pues todas las piedras eran de distinta forma y tamaño, venías caminando como si fuera dentro del agua. Te acercaste y me mostraste el brazo que creías te habías lastimado con un alfiler, pero mirándolo bien, advertí que la gota de sangre que veía en tu brazo era en efecto una vaquita de San José.
- De algo me sirvió dormir con la frente pegada a la tuya –dijo ella, tratando vanamente de hacer pasar el bichito rojo de una mano a la otra-. En tu próximo sueño trataré de obtener algo mejor o más duradero – prosiguió, viendo que el bichito abría un ala rizada, suplementario, que tenía escondida, y salía volando para desaparecer en el aire.

A lo noche siguiente, ella se durmió antes que él. A las cinco de la mañana se despertaron al mismo tiempo.

- ¿Qué soñaste? –ella preguntó, sobresaltada.

- Soñé que estábamos acostados en la arena, pero... vas a enojarte...

- Lo que sucede en un sueño no podría enojarme.

- A mí, sí.

- A mí, no. –contestó ella -. Seguí contando.

- Estábamos acostados, y vos no eras vos. Eras vos y no eras vos.

- ¿En qué lo advertías?

- En todo. En el modo de besar, en los ojos, en la voz, en el pelo. Tenías el pelo de nylon como la muñeca de la motocicleta que te gustaba en el escaparate del subte, ese pelo amarillo lustroso. Un día me dijiste: “Me gustaría tener el pelo así”.

- ¿Y qué te hizo pensar que esa mujer distinta de mí, era yo?

- El amor que yo sentía.

- Llamas amor a cualquier cosa.

- Aquel pelo amarillo de nylon, tan parecido al de la muñeca de la motocicleta, tal vez fuera culpable. Cada hebra era como un hilo de oro que yo acariciaba.

- ¿Así? –dijo ella, mostrándole una hebra de nylon amarillo que colgaba del cuello de su camisón.

Él tomó en broma el diálogo. A decir verdad esa hebra de nylon amarilla podía haber estado anteriormente en la casa, por cualquier motivo. ¿Acaso la hijas de las amigas no iban de visita con sus muñecas, que tenían el pelo de nylon? Se usa tanta ropa de nylon, ¿acaso una hebra de una costura no podía caer?

La próxima noche él tuvo que salir y ella quedó sola. Él volvió muy tarde; ella dormía. Empezaba el invierno y le trajo un ramo de violetas. En el momento de acostarse él puso en uno de los ojales del camisón de ella, una violeta.

-¿Qué soñaste? –dijo ella, como siempre, al despertar.

- Soñé que viajaba en un trineo por un campo cubierto de nieve, donde merodeaban lobos hambrientos. Estaba vestido con pieles de lobo; lo advertí en el modo de mirarme que tenían los lobos. Un bosque de pinos se divisó en el horizonte. Me dirigí al bosque. Frente a ese bosque bajé del trineo y en la nieve encontré una violeta, la recogí y me alejé rápidamente.

En ese momento ella vio la violeta en el ojal de su camisón.

- Aquí está –dijo ella.

- Te la traje anoche en un ramito que te compré en la calle; elegí la violeta más grande y la puse en el ojal de tu camisón.

- ¿El sueño lo inventaste?

- Si lo hubiera inventado sería más divertido.

- ¿Cómo supiste que ibas a soñar con violetas? Sos mentiroso. Querés imitarme, inventando experimentos mágicos. Eso no impide que tus verdaderos sueños obren milagros para mí –dijo ella-. La vaquita de San José, la hebra de nylon, no han sido un invento. Saldré pronto en los diarios, fotografiada como la mujer que saca objetos de los sueños ajenos.


- ¿Mis sueños te son ajenos?

- Para los diarios, sí.

Fue durante una siesta de verano. Él soñó que andaba caminando con ella por una ciudad desconocida, con desfiles de soldados. En una puerta verde, debajo de un puente, Artemidoro el Daldiano, vestido de blanco, con sombrero y capa, lo llamó.

-¿Quién es Artemidoro? –preguntó ella.

- Un griego. Escribió la Crítica de los sueños.

- ¿Cómo sabés que era él?

- Lo conozco. Estudiamos juntos –contestó él.

Artemidoro le tendió la mano como si lo apuntara con un revólver, pero lo que tenía en la mano era un filtro misterioso, aquel que bebieron Tristán e Isolda. “Cuando quieras llevar a tu amada como a tu corazón dentro de ti”, le dijo, “no tienes más que beber este filtro.”

Cuando él despertó a la hora del desayuno, ella le dijo:

- Aquí está el filtro –y le mostró una botellita diminuta.

No necesitaba que le contara el sueño.

Él le arrebató el frasco de la mano, lo miró atónito, cerró los ojos y lo bebió. Cuando abrió los ojos quiso mirarla de nuevo. Ella no estaba. Él la llamó, la buscó. Oyó una voz dentro de él, la voz de ella, que le contestaba:

- Soy vos, soy vos, soy vos. Al fin soy vos.

- Es horrible -dijo él.

- A mí me gusta –dijo ella.

- Es un conyugicidio.

- Conyugicidio... ¿Y qué quiere decir? –ella interrogó.

- Muerte causada por uno de los cónyuges al otro –respondió.

Bruscamente despertaron.

Él volvió a soñar a lo largo de la vida y ella a sacar objetos de sus sueños. Pero la mayor parte de las veces no le sirvieron de nada pues son todos objetos de poca importancia; a veces ni siquiera los mira. Los atesora en su mesa de luz. Rara vez, por suerte, le sirven para sufrir transformaciones, como sucedió con el filtro: el término sufrir está bien elegido pues en toda transformación hay sufrimiento. A veces tienen miedo de no volver a su estado anterior –al hogar, a la vida habitual- y volatilizarse. ¿Pero acaso la vida no es esencialmente peligrosa para los que se aman?

TIENE TALENTO


Mire el vídeo:


EL CARRO PARA CIEGOS



 Mire el siguiente video:

LETRA DE LA CANCIÓN Y TÚ... ¿CÓMO ESTÁS?



He rodado como un tonto,
desde que me dejaste solo.
He trasnochado entre fantasmas,
sin ver la luz de la mañana.
Y, tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?

Y me han hecho compañía,
cuarenta cartas, mis amigas.
Mientras ladraba mi fiel perro,
ahuyentando los recuerdos.
Y tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?

¿Cómo te ha ido?
¿Qué estás haciendo?
¿Eres feliz contigo?
¿Has detenido el tiempo?
Oh... Y... ¿Quién besa tu sombra?
¿Quién corre a tu encuentro?
¿Quién te pregunta ahora:?

Y, de pronto, veo que llevo
tus iniciales en mi pecho;
temo perderlas, algún día,
como perdí todo en la vida.
Y, tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?

Dime qué piensas...
¿Estás amando?
¿Quién cosechó mi siembra?
¿Qué historia te ha contado?
Y... ¿ Y  quién te ve sin ropa?
¿Y quién, a ciencia cierta,
te hace el amor, ahora?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?

Tú... ¿Cómo estás?
No ha cambiado nada; no.
El tiempo no se ha olvidado
de los dos.
Tú... ¿Cómo estás?
No ha sucedido nada; no.
El viento nunca se metió
entre los dos.
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo estás?
Tú... ¿Cómo

EL POEMA INCONCLUSO



Está inconcluso porque estaba esperando una inspiración que nunca llegó para terminar de escribirlo. Ayer, buscando un archivo lo encontré. No recordaba que lo había escrito. Y ahora estoy mucho más segura de que esa inspiración que necesitaba para concluirlo nunca llegará, porque la fuente de la que provenía se extinguió.


Anoche toqué una estrella.
Era como el hielo,
fría, helada, gélida.
La noche estaba oscura,
y las estrellas danzaban,
entre las nubes se escondían,
rezaban, jugaban, corrían,
nadaban, como delfines,
entre olas de vapor.
Las estrellas son los delfines del cielo,
tan calmas, tan dulces.
Las estrellas son las luciérnagas del firmamento,
y alumbran pastizales de nubes,
con luces intermitentes,
que prenden y apagan.
Anoche toqué una estrella,
la cogí entre mis manos,
y brillaba, con su luz blanquecina
en mis manos manchadas de pintura.
Y le hablaba, a mis oídos adoloridos por la música.
Y preguntaba, a mi boca untada de poesía.
Y rozaba mis manos, untándolas de polvo de estrellas.

EL NUEVE 9



9 X 1 = 9 
9 X 2 = 18 y 1 + 8 = 9
9 X 3 = 27 y 2 + 7 = 9
9 X 4 = 36 y 3 + 6 = 9
9 X 5 = 45 y 4 + 5 = 9
9 X 6 = 54 y 5 + 4 = 9
9 X 7 = 63 y 6 + 3 = 9
9 X 8 = 72 y 7 + 2 = 9
9 X 9 = 81 y 8 + 1 = 9

6x6x6 = 216 y 2+1+6 = 
9

6+6+6 = 18 y 1+8 = 
9

1+2+3+4+5+6+7+8+
9=45 y 4+5=9 

CÓMO ESCRIBIR BIEN UN CORREO ELECTRONCO.



Dominar el arte mundano de escribir E-MAILS no parece algo muy importante en nuestras carreras; son el medio de comunicación por excelencia en las compañías. El problema es que los memos suelen ser escritos tomando en cuenta los intereses del remitente, cuando en realidad deberían ser escritos tomando en cuenta las siguientes preguntas sobre el destinatario:

1. ¿Quién será el lector?: la respuesta a esta pregunta permite enmarcar el memo. Los lectores no técnicos o poco familiarizados con el proyecto necesitarán un glosario o una sección explicativa.

2. ¿Qué quiero que recuerden los destinatarios?: la mayoría de las personas no se toman el tiempo para perfilar bien el mensaje que quieren comunicar; simplemente se sientan y escriben. En este sentido, es importante preguntarse por lo que realmente queremos que recuerden los destinatarios del memo y escribir con esto en mente.

3. ¿Qué formato debo utilizar?: los correos electrónicos han reemplazado el papel en todas las áreas. Pero la gente suele imprimir los correos electrónicos importantes. Así pues, un memo electrónico debe ser fácil de leer una vez impreso: parágrafos cortos y márgenes iguales. En todo caso, enviar un memo escrito directamente en papel le dará más importancia al mismo.

4. ¿Es posible decirlo más sencillamente?: los memos no deben exceder la media página. Además, es preferible no utilizar términos demasiado técnicos y ser directo. Finalmente, está bien utilizar párrafos de una sola oración. Eso mantendrá claro el punto principal.

5. ¿Cómo suena esto?: déle el memo a otra persona para que lo lea antes de enviarlo. Válgase de personas en su equipo que escriban bien.


Gracias por su visita.

EnPazyArmonia