Tomar decisiones de alto riesgo en los negocios ha sido siempre una tarea difícil, y en las últimas décadas se ha complicado. Las alternativas y los datos se han multiplicado, a la vez que el tiempo para procesarlos se ha reducido. Es por esto que los gerentes, apoyados en algunas investigaciones sobre la intuición humana, se han volcado a pensar que frente a una elección complicada, es mejor confiar en el sentido común. Pero esta creencia es algo peligrosa. Quien considere que la intuición es un sustituto de la razón, cae en un grave error. Y aunque algunos han argumentado que la intuición se hace más valiosa según más complejo y cambiante sea el ambiente, es todo lo contrario. Mientras más opciones se tengan para evaluar, más datos se tengan para pesar y más inauditos los retos que se enfrenten, menos se debería confiar en los instintos y más en la razón y en el análisis. ¿Cómo se analiza más en menos tiempo? La respuesta puede yacer en la tecnología. Las nuevas herramientas de apoyo en toma de decisiones pueden ayudar a los gerentes a ordenar rápidamente todo el conjunto de alternativas y seleccionar las mejores. Combinadas con la experiencia, la visión y las habilidades analíticas de un buen equipo gerencial, estas herramientas ofrecen a las empresas una vía para hacer elecciones consistentes y racionales aun en los escenarios más complejos y desconcertantes. Una ventaja que la intuición por sí sola no puede brindar.
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