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HORA DE VIVIR EL SEXO EN PLENITUD
El centro del placer
Una conocida sexóloga mediática suele invitar a tomar el espejo para ver con los propios ojos aquello que la naturaleza ocultó. Y el consejo no es malo. Porque debes saber que el clítoris es una parte importante de los genitales femeninos y es el único órgano que existe exclusivamente para el placer. Pero no siempre sabemos bien dónde está, cómo funciona y cómo estimularlo para que cumpla su bella y única función: el orgasmo.
Clítoris, divino tesoro
El clítoris está ubicado en la abertura superior de la vagina, en la unión de los labios mayores. Su anatomía consta de unas veinte partes que conforman los órganos genitales de la mujer. El glande, que es lo que se conoce como clítoris, es solamente la punta del sistema e incluye tejido eréctil, glándulas, nervios y vasos sanguíneos. Debes saber que esos tejidos son muy sensibles al tacto, la presión y la vibración, y eso provoca que se llenen de sangre cuando son estimulados sexualmente. Es entonces durante la excitación, que el clítoris se hincha y erecta y su estimulación directa o indirecta produce placer.
Qué es un orgasmo
No todas las mujeres experimentan orgasmos con la misma intensidad y duración. Pero, según los sexólogos, todas suelen pasar por las mismas etapas antes de alcanzarlo. La primera es la etapa de la excitación y no hay tiempos promedios. En ese momento se experimenta la lubricación, la expansión de la vagina, la hinchazón del clítoris y, a nivel corporal, un aceleramiento del ritmo cardíaco y la respiración. La segunda etapa, llamada de meseta, es cuando esas respuestas se acentúan. Además, verás que los músculos de los muslos, caderas, manos y nalgas se tensan. Así es como se anuncia el orgasmo, o clímax, que se caracteriza por las contracciones involuntarias y placenteras de la vagina, el útero y/o el recto. La duración y cantidad de éstas depende de cada mujer, pero suelen extenderse por varios segundos. Es en ese momento cuando la tensión muscular y la frecuencia del corazón llegan a su punto máximo. Y también pueden aparecer reflejos musculares en las manos y los pies. Finalmente, llega el momento de volver al estado de reposo. El cuerpo retorna, de a poco, a su normalidad, aunque no es extraño que vuelvas a experimentar nuevos y fugaces estímulos de placer antes de alcanzar la relajación.
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