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ACTIVIDAD FÍSICA Y EL YOGA AYUDAN A DISMINUIR EL ESTRES
La congestión física y mental exige cambios que no se pueden satisfacer con la impotencia que se siente ante la incertidumbre y crisis en diversos ámbitos.
Cuerpo y mente parecen no adaptarse a estas situaciones y llevan a sufrir desde malestares menores, hasta enfermedades más graves que afectan los niveles de productividad y creatividad en la vida personal y profesional.
Sin embargo, se requiere de cierto nivel de estrés para levantarse cada mañana, salir a la calle y ser productivo. A este tipo de estrés se le denomina eustrés o buen estrés, y cuando se exceden los niveles de tensión, se conoce como distrés o mal estrés, que viene acompañado de fatiga, disminución de energía y bajo rendimiento.
La pregunta que surge es ¿cómo hacer para mantener el equilibrio, reduciendo los niveles de estrés con lo que normalmente vive el ser humano?
Pasos a seguir
Hay cuatro pasos clave para empezar a trabajar contra el estrés:
Empiece un programa de ejercicio adaptado a su condición física actual (supone una valoración médica inicial), que lo motive a ejercitarse ya sea en un sitio cercano a su casa u oficina. De no poder asistir, está bien que comience una rutina como caminar y hacer estiramientos.
Cree hábitos de alimentación sanos, que incluyan carbohidratos a lo largo del día como fuente de energía almacenable además de las vitaminas, minerales y fibra que contienen.
Practique algún tipo de relajación como el yoga, la meditación, el tai chi o el chi kung, ya que estar relajado es lo opuesto a estar estresado.
Modificar la forma como se percibe la vida, analizar qué es lo que causa el estrés y verlo e interpretarlo de manera benéfica para su cotidianidad.
Finalmente, los especialistas enfatizan en que no existe una pastilla milagrosa o droga que reduzca el estrés a niveles en los que un individuo sea más productivo, creativo y saludable.
El ejercicio ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y a estabilizar las emociones, lo que se traduce en una menor incidencia de ausencias en el trabajo, por ejemplo, por enfermedades físicas, psicológicas y de adicción.
Las investigaciones demuestran que este incremento en la productividad se da por mejoras cuantificables en aspectos cognoscitivos como toma de decisiones y asertividad, concentración y memoria, manejo del tiempo, moral, motivación y estabilidad emocional.
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