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¿POR QUÉ PERMITE DIOS QUE NIÑOS MUERAN DE HAMBRE? UNA REFLEXIÓN DESDE LA FE Y LA RAZÓN

 

Introducción

La pregunta "¿Por qué permite Dios que niños mueran de hambre?" es una de las más dolorosas y desafiantes para la fe. El sufrimiento inocente parece incompatible con un Dios amoroso y todopoderoso. Sin embargo, esta cuestión exige una mirada profunda que integre la teología, la filosofía y la responsabilidad humana.

 

Análisis Multifocal

 

1. Perspectiva Teológica

·    Libre albedrío: Dios creó al hombre libre, y el mal surge del abuso de esa libertad (pecado, egoísmo, estructuras injustas).

·    Misterio del sufrimiento: La Biblia no da una respuesta única, pero muestra a un Dios que sufre con su pueblo (cf. Jesús llorando por Lázaro).

·    El mal como oportunidad para el bien: La solidaridad humana florece ante el dolor (ejemplo: santos como Teresa de Calcuta).

 

2. Perspectiva Humana/Social

   El hambre no es un designio divino, sino un fracaso humano: Corrupción, desigualdad, guerras y mala distribución de recursos.

   Dios actúa a través de nosotros: La Providencia se manifiesta en quienes luchan contra la injusticia.

 

3. Perspectiva Filosófica

   El mal como ausencia de bien: El hambre no es "creado" por Dios, sino resultado de la falta de amor.

   Prueba y crecimiento: El dolor puede ser un camino (no deseado) para madurar en compasión.

 

 

Tabla Comparativa 

Enfoque

Argumento Central

Limitaciones

Teológico

Dios respeta la libertad humana; el mal tiene un propósito oculto.

No elimina el dolor inmediato.

Social/Humano

La solución está en la acción humana, no en milagros.

¿Por qué Dios no interviene directamente?

Filosófico

El mal es consecuencia de un mundo imperfecto.

No consuela a quien sufre hoy.

 

Conclusiones

   Dios no es indiferente al sufrimiento, pero actúa a través de nuestra respuesta.

   El hambre infantil es, en gran parte, un problema de justicia humana.

   La fe exige compromiso: oración + acción.

 

Recomendaciones

   Apoyar organizaciones que combatan el hambre (Cáritas, UNICEF).

   Exigir políticas públicas justas.

   Educar en la solidaridad, desde la familia.

 

 

REFLEXIONES DE UN SACERDOTE CATOLICO

"Dios no abandona a los niños que sufren; llora con ellos y nos llama a ser sus manos. El hambre en el mundo es un pecado social que clama al cielo. Jesús, en la Cruz, asumió todo dolor, dándole un sentido redentor. Pero no nos basta rezar: debemos compartir el pan, denunciar la injusticia y vivir con sencillez. La Virgen María, madre de los pobres, nos guía en este camino. Recordemos las palabras de Cristo: ‘Tuve hambre, y me disteis de comer’ (Mt 25:35). La caridad sin fronteras es la mejor prueba de que Dios es Amor."


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