Según la organización Mundial
de la Salud (OMS), más de 1.000 millones de personas adultas en todo el mundo
tienen sobrepeso y, de ellas, al menos 300 millones son obesos.
Este
problema, al que ya se conoce como 'la epidemia del siglo XXI' podría acabar en
los próximos años con la vida de millones de personas si no se toman las
medidas oportunas. El exceso de peso está íntimamente asociado con enfermedades
crónicas como dolencias cardiovasculares, hipertensión, diabetes o ciertos
tipos de cáncer.
El
sobrepeso es, por sí mismo, un elemento de riesgo cardiovascular. Pero además,
es un claro desencadenante de otros factores de problemas coronarios como son
la hipertensión, la hiperlipemia o la diabetes. Esta conjunción provoca, por tanto,
un aumento considerable en las posibilidades de que nuestro corazón sufra.
Existen
tres tipos diferentes de obesidad:
• HOMOGÉNEA: La grasa se acumula por
igual en todas partes del cuerpo. No predomina en ninguna de ellas.
• GINOIDE: La grasa tiende a acumularse
en la cadera y las extremidades inferiores (Forma de pera).
• ANDROIDE: El exceso de grasa se localiza,
sobre todo, en la cara, el pecho y la zona del abdomen (Forma de manzana).
Una
buena medida para saber si nos sobran kilos es calcular nuestro Índice de Masa
Corporal (IMC), que se halla dividiendo nuestro peso en kilos por el cuadrado
de nuestra altura en metros. Si la cifra resultante es inferior a 18,5 nuestro
peso será demasiado bajo. Si se sitúa entre 18,5 y 24,9, estaremos en nuestro
peso ideal. Si, por el contrario, la cifra supera los 25 ya estaríamos en
sobrepeso; mientras que las cifras superiores a 30 ya indicarían la presencia
de una obesidad.
Sin embargo, recientes investigaciones
indican que el IMC no es una buena forma de predecir el riesgo coronario y que
existen otros indicadores más fiables. La circunferencia de la cintura o la relación
entre cintura y cadera parecen incidir directamente en el riesgo
cardiovascular. Por tanto, aquellas personas que padecen una obesidad de tipo
androide tienen más posibilidades de sufrir un problema coronario.
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