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Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan
demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por
aquellas que son mentirosas y sufro.
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¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó
el discípulo.
-
Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios
que
crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y
perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que
les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la
frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas,
pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de
ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse...
Ejercita entonces, la virtud de rechazar todo
el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Esto
es vivir como las flores.
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