Para los que han olvidado qué se siente se empleado de bajo rango:
1. Establezca expectativas razonables: por ejemplo, si un empleado debe hacer un número determinado de llamadas telefónicas a propósito de un proyecto de ventas, y el gerente decide que el número de llamadas debe ser incrementado en 10%, aquel no podrá ocuparse de los clientes como debería. Esto lleva a que los empleados mientan para mantener contentos a sus jefes. Los empleados no quieren mentir, pero tampoco quieren perder sus empleos.
2. Pasee por los alrededores: no espere a que los empleados compartan lo que tienen en mente. Por más que les repitamos que nuestras puertas estarán siempre abiertas, los empleados temen que también esté abierta la puerta trasera. Salga de su oficina y pregunte.
3. Tome vacaciones: no diga que se va de vacaciones para simplemente aparecer en la oficina y ver cómo van las cosas. Esto es ofensivo, pues quiere decir que no confía en el trabajo ajeno. Además, las vacaciones mejorarán su temperamento.
4. Investigue las razones de los cambios bruscos: no suspire aliviado cuando su empleado estrella le diga que deja la compañía por razones de salud (en vez de por su estilo gerencial). Hay buenas probabilidades de que no nos esté diciendo la verdad. La partida de empleados siempre tiene que ver con los jefes.
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