Jesús oraba con los salmos y lo mismo
han hecho tantos seres espirituales a través de los siglos.
Hazlo
tú también y elige aquellos que más te llegan al alma y te ayudan a estar
siempre conectado con Dios.
Busca sobre todo los salmos de gratitud
y alabanza para que tu oración no sea solo para pedir.
El
salmo 138 comienza con esta preciosa frase: “Te doy gracias, Señor, de todo
corazón”.
Frase
que en sí misma es ya una linda plegaria de agradecimiento por tantas bendiciones.
El secreto con los salmos no es
repetirlos, es inspirarse para hacer breves oraciones como estas:
“Te doy gracias de todo corazón por los
que amo y me aman y pido para ellos sabiduría y amor”.
“Te doy gracias de todo corazón por mi salud, mi trabajo, mis amigos y por todo lo bueno”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios