UN POTENCIAL INEXPLOTADO:
El hombre vivo en un mundo generoso y rico que le ofrece más oportunidades de las que puede aprovechar. Es libre para hacer de sí mismo lo que quiera. Parece increíble que haya tantos que hacen tan poco, a pesar de tal abundancia. ¿Por qué? El hombre no se entiendo a sí mismo ni la naturaleza de su vida.
El hombre nació para luchar y fijarse metas. Para eso fue creado por Dios. A diferencia de los animales no se limita a crecer, vivir y a reproducirse. Debe encontrar una finalidad y un significado. Cuando no encuentra esto, se siente insatisfecho. Sin embargo, aunque busque, nunca estará satisfecho. Un poeta escribía: "El deseo de un hombre debería exceder de lo que puede alcanzar; o, si no, ¿para qué esta el cielo?".
Sin embargo, la vida no nos plantea retos sin ofrecernos además los medios para alcanzar nuestras metas. Cada hombre posee una reserva vital, una capacidad inexplotada igual a sus necesidades. Cuando aumentan sus metas, objetivos y convicciones, también aumentan sus reservas.
La ciencia y la filosofía están de acuerdo en que son pocos quienes usan más del 20% de sus capacidades. Sabemos que el hombre tiene infinitamente más talentos y habilidades de los que usa jamás. Las mayores limitaciones del hombre son las que él mismo se impone. Mientras más se desarrolla un individuo, mayor capacidad de desarrollo obtiene.
La razón principal de que no haya personas con grandes ideales en la vida estriba en que buscan las metas en comparación con otros. Así pocas veces se asemeja al hombre o mujer que debiera ser. La única comparación válida es con nosotros mismos según el proyecto de Dios para nuestra vida. Por ello, el que quiera ser líder, debe resolverse a desarrollar su capacidad inexplotada y a medir su éxito en la realización progresiva de sus metas predeterminadas y valiosas.
El primer paso en la preparación para el liderazgo personal consiste en reconocer mentalmente la existencia de nuestras reservas vitales. Necesitamos conocernos a nosotros mismos, conocer nuestra fuerza.
OPINION DE SI MISMO:
Un segundo paso en la preparación para el liderazgo personal es el desarrollo de una buena opinión de sí mismo. Una buena opinión de sí mismo no es igual a orgullo o vanidad. Es un genuino respeto propio, una autoimagen positiva, una muestra de respeto hacia la obra de Dios en cada uno. Sin esta imagen las posibilidades de éxito en el liderazgo personal se verán muy afectadas.
La opinión que un hombre o mujer tiene de sí mismo levanta una barrera invisible, fija su propio límite, traza una línea detrás de la cual no se intenta caminar.
Sí se tiene una opinión negativa de sí mismo, cada decisión que se tome se filtrará a través de una red de temores y dudas inconscientes. Irónicamente el mundo está lleno de personas que, teniendo todos los atributos necesarios para el liderazgo personal, carecen de confianza en sí mismos. Son su peor enemigo. se valúan muy bajo. Se juzgan demasiado severamente. Se estiman tan poco que se ven relegados a las filas de los que pasan por la vida arriesgando poco y ganando menos.
Sí una persona tiene confianza en sí mismo tendrá confianza y fe en lo que hace. Su éxito estará en proporción directa con la autoevaluación de sus fuerzas y habilidades. Un ser humano actúa como la persona que cree ser. El que se considera a sí mismo un fracaso, fracasará sin remedio por más que trate conscientemente de tener éxito. Si una persona tiene que luchar constantemente con sus dudas y temores internos, se vuelve amargado y envidioso.
Una de las razones por las que cuesta tener una imagen positiva de sí mismos se debe al hecho de que a la mayoría nos han enseñado que está mal amarse a sí mismo. Es ésta una falsa concepción de la humildad. El hombre es la creación más importante de Dios, y Dios vio que todo era bueno. A nadie lo envió Dios al mundo sin talentos.
Para mejorar la imagen de sí mismo, hay que rectificarla dirección del propio pensamiento. Debemos aprender a apreciamos y respetarnos. El hombre es la máquina más elaborada que jamás se ha diseñado. Su potencial es ¡limitado, No hemos sido creador para pasarnos la vida en un marasmo de autocompasión y empequeñecimiento. Cada quien es Único en toda la creación.
AUTOMOTIVACION:
Un tercer aspecto para el desarrollo del liderazgo personal es un flujo constante de auto motivación. La auto motivación se define como la causante del comportamiento o lo que induce a la acción o una presión interna del hombre o una necesidad o impulso interior o una deseo mantenido como firme esperanza en la creencia de que será realizado.
La importancia de la auto motivación en el desarrollo del liderazgo personal es demasiado grande. Ya se hablará de ello ampliamente en este curso.
Lo que hace envejecer al hombre antes de tiempo no son los años, sino la falta de motivación, de una motivación personal o interna.
ACERCA DEL ELEGIR:
Un hombre puede vivir una vida rica y plena o, por el contrario, vegetar en una existencia superficial y vacía. Puede aprovechar las oportunidades o sentaras plácidamente a verlas pasar. ¿De qué depende? El ser humano tiene libertad de optar por lo que quiero ser o hacer. Su mayor poder estriba en que puede escoger su propio destino,
Elegir es un talento que debe desarrollarse: No se puede vivir una vida renunciando a optar y a tomar decisiones. No hay que tener miedo a fracasar y a equivocarse si se sale uno en la vida de lo convencional.
El hombre debe elegir por si mismo. El que no hace nunca una elección enteramente suya, nunca se compromete con lo que ha escogido. El líder es el que ha hecho elecciones personales y está comprometido en ellas. El mundo se abre ante el hombre que sabe a dónde va.
La elección determina las consecuencias: Hay que estar dispuestos siempre a afrontar las consecuencias de nuestras elecciones, por costosas que sean.
Preeminencia de la libertad que el hombre tiene para escoger: El poder de razonar y de tomar decisiones sólo se encuentra en el hombre. Su elección es al mismo tiempo un talento y una responsabilidad. Debe, por ello, proteger su libertad de elección celosamente porque es lo que lo permite obtener de la vida todo lo que pueda imaginar.
CONDICIONAMIENTOS
El hombre vive en un mundo de abundancia con las oportunidades al alcance de su mano, que ha sido liberalmente dotado de talentos y habilidades, y que tiene el poder de elección para ser lo que escoja ser.
¿QUE ES EL CONDICIONAMIENTO?
El hombre es un ser integrado. No existe en realidad un hombre interior y otro exterior. Su personalidad es una unidad integrada que se determina por la complicada amalgama de sus fuerzas interiores, cuando se encuentran y mezclan con influencias externas. Siendo un luchador nato, se encuentra a través de la vida con una serie de bloqueos que afectan el flujo de sus motivaciones innatas.
A lo largo de su vida, se ve condicionado por la presión o la influencia de la familia, de los amigos, de la sociedad. Mucho de este condicionamiento puede ser y es bueno: no necesita cada generación inventar de nuevo la rueda. Hay que aprender de los demás, pero cada uno tiene su camino que abrir.
El condicionamiento se convierte en obstáculo sólo en la medida en que impide cualquier nueva contribución. algunos seres humanos se encuentran detenidos por una barrera artificial. No utilizan su fuerza potencial porque se los ha condicionado para pensar que son débiles.
LA INFLUENCIA DE NUESTRA FAMILIA:
Las influencias condicionan más que la presión o la experiencia. Ahora bien la influencia de la familia puede actuar como acondicionamiento positivo o negativo. En general se tiene un amor natural hacia la propia familia que nos conduce a ser leales a sus enseñanzas, buenas o malas. Se ha aprendido a apreciar el patrimonio cultural y la tradición familiar. Sin embargo, en muchos casos la familia puede restringir de tal manera la imagen propia y la confianza en sí mismo que, al llegar a la madurez, existen una serie de bloqueos para el liderazgo. Si la personalidad de un joven o adolescente ha sido conformada por la influencia diaria del negativismo, difícilmente se podrá contar con esa confianza natural para enfrentar la vida y perseguir con generosidad unas metas. Ante esta realidad, no hay que olvidar que el hombre es el arquitecto de su propio destino.
EL AMBIENTE SOCIAL:
Ningún hombre es una isla. El adulto, como el niño, está sujeto al condicionamiento de las influencias exteriores y la familia no es la única fuente de influencia. Otra fuente de influencia es el entorno. Es irremediable. Lo que no es bueno es que, en la medida en que el hombre entrega su identidad e individualidad al entorno y se ve absorbido por el mismo, se vuelve mediocre. Cada hombre es único en la creación y tiene algo que dar. Hay que ser sociales, pero no perder la propia individualidad. Conformarse al tipo medio de ser de las personas que nos rodean, es cortar infinitas posibilidades de hacer algo valioso en la vida. La masificación es un cáncer del liderazgo. "¿A dónde vas Vicente? A donde va la gente"'. Siempre el líder es aquel que ha ido más allá de donde ha llegado el común de la humanidad. Hay que aprender a vivir insatisfecho de lo alcanzado en el entorno, para querer siempre más. Sí no se ejerce el liderazgo personal se está destinado en la vida a oscilar siempre dentro de una clase de personas condicionadas donde la mediocridad es la norma y donde el éxito consiste solamente en pasar por la vida con en menor numero posible de heridas. Cuando una persona se hace al ambiente, tendría que aceptar sobre su tumba este epitafío: "Murió a los 20 años. Fue enterrado a los 6011.
ERRORES Y FRACASOS:
Existe una tercera influencia condicionante a la que todos los hombres están sujetos: su propia experiencia. No se nace con un conocimiento del mundo, y por ello es natural que en su proceso de aprendizaje cometa errores y experimente fracasos. La secuencia natural sería: intentar, fracasar, adaptarse, intentar de nuevo. Pero el hombre es muy sensible. Los errores lo molestan. Un fracaso puede ser muy destructivo para su yo, sobre todo, si el ambiente en que creció era muy perfeccionista. El fracaso paraliza por el miedo a cometer otro error. A su vez esto produce timidez.
Lo que está en juego no es el fracaso en sí mismo. Es una cuestión de actitud. La actitud de un hombre puede fortalecerle o destruirlo. Si considera los errores un paso atrás, será un fracasado. Si los considera ladrillos de construcción, sus fracasos servirán para darle más fuerza. A nadie le gustan los fracasos, pero ellos señalan el progreso de la humanidad.
El fracaso puede ser un obstáculo muy poderoso en nuestro crecimiento. Asegura el estrechamiento progresivo de la personalidad e impide la experimentación. Por ello, la verdad es que debemos tener más miedo a no cometer errores que a cometerlos. El hombre que no arriesga por excesivo temor a cometer errores, obviamente no los cometerá; pero tampoco crecerá.
Para que un ser humano logre una actitud saludable hacia los errores y fracasos, debe considerarlos como oportunidades de desarrollar su liderazgo personal. Debe aprender que las condiciones sólo se convierten en problemas si las acepta como tales y que, donde no hay lucha, no hay progreso.
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