El aspecto emocional es tan importante como el físico. Conozca qué es la cita preconcepcional y cuáles son los exámenes que debe practicarse una mujer antes de quedar embarazada y cuál es su importancia.
Un bebé se debe encargar solamente cuando hay una concepción de nido en el hogar, previamente establecida por los miembros de la pareja. El nido implica que los futuros padres han construido su relación sobre cimientos fuertes de buena comunicación, afecto, sexo y manejo del dinero. Solamente si esos cuatro ejes están presentes y funcionan de la mejor manera, es posible pensar en la posibilidad de tener un hijo”, comenta la terapeuta de pareja Nelly Rojas, autora del libro Ser amigos para ser amantes. Estos aspectos son fundamentales porque indican si la idea de tener un bebé es un capricho o un proyecto de vida. Además, no hay que olvidar que un bebé es un tercer miembro de una relación que ha funcionado solamente con dos personas, y a su llegada, esa relación podría tambalear si no es lo suficientemente estable.
“Una vez se ha construido el nido, es indispensable que exista una voluntad clara de ofrecer amor a los hijos, pues no se trata únicamente de darlos a luz, sino de educarlos con valores, ponerles límites y formarlos como personas autónomas, responsables, consecuentes, que tengan buenas relaciones con los demás y que con sus acciones ayuden a crecer y a mejorar la patria. Pero todo esto es posible solamente si el amor de los padres los hace estar dispuestos a tolerar y a ceder en ese proceso”, explica Rojas.
Es necesario que ambos estén satisfechos con sus logros profesionales y trabajos, pues de allí se deriva la estabilidad económica que les ofrecerán a sus hijos. Además, si ya han cumplido con una buena parte de sus metas, la llegada del bebé no hará que a largo plazo se frustren las expectativas de sus vidas personales.
Consulta preconcepcional
Si después de evaluar todos los aspectos emocionales y de pareja, ambos consideran que están listos para tener un bebé, deben acudir al ginecoobstetra que los acompañará durante la gestación, pues no se recomienda en ningún caso que la mujer se embarace sin haber acudido antes al especialista.
Las consultas preconcepcionales son fundamentales, porque “en ellas se prepara a los padres para el embarazo y el parto. Adicionalmente, se hace prevención de enfermedades infecciosas y metabólicas que puedan afectar el embrión y se establece si la madre va a tener un embarazo de alto o bajo riesgo. Y, en caso se tener algún riesgo, se hace una consejería genética”.
Esta consulta resulta de gran utilidad para aclarar ciertas dudas que son comunes a todas las parejas; entre ellas, la clasificación sanguínea, el riesgo de enfermedades infecciosas y genéticas, la nutrición más recomendada, el consumo de medicamentos, el tipo de ejercicio físico que se puede llevar a cabo y, un aspecto que resulta fundamental, los casos específicos en los que es necesario acudir a urgencias.
“Entre los beneficios más destacados de acudir a esta consulta sobresale el hecho mismo de tener información suficiente y clara sobre un proceso biológico de desarrollo tan importante como la concepción de un hijo. También, con ella es posible hacer prevención para minimizar los riesgos inherentes a la maternidad y, de esta manera, lograr un parto sin complicaciones en un centro médico con la tecnología adecuada a su riesgo”, señala Gómez.
Blas García, ginecoobstetra especialista en endocrinología reproductiva, sostiene que en la consulta preconcepcional “se les explica a los padres cómo va a ser el control obstétrico, cómo se dividirá por trimestres de acuerdo con los riesgos específicos de cada uno y con el desarrollo del bebé”.
En esta consulta, el especialista y la pareja diseñan un plan de los requerimientos de cada etapa del embarazo. Ese es el motivo por el cual se abordan temas como la frecuencia de las consultas, el número de ecografías necesarias, el tipo de exámenes requeridos, el protocolo para tamizaje de malformaciones, que se lleva a cabo en el primer trimestre, la actividad sexual dependiendo de los riesgos asociados y patologías del embarazo, como la amenaza de aborto.
Historia clínica y exámenes
El médico tratante también se encarga de hacer una historia clínica inicial que sirve para establecer elementos de riesgo en el embarazo y para solicitar exámenes de laboratorio que ayudan a descartar enfermedades y a determinar el estado de salud de ambos. En ese sentido, se tienen en cuenta antecedentes de diabetes, hemofilia, malformaciones congénitas (como labio y paladar fisurados, malformaciones cardiacas en los padres, riñones poliquísticos y trastornos mentales como esquizofrenia y depresión.
Gómez señala que se evalúa la edad de ambos, sobre todo la materna, “puesto que el riesgo relativo de tener un bebé con una malformación a los 20 años es de 1 entre 1.667 nacimientos; en cambio, a los 35 años, es de 1 entre 380, aproximadamente”.
Los ciclos menstruales también son un signo indirecto para prever las posibles alteraciones hormonales de la fertilidad y verificar los momentos de ovulación propicios para la fecundación. Del mismo modo, se evalúa el peso de la mujer; así, es posible lograr que antes de la concepción el índice de masa corporal (IMC) se encuentre entre 18 y 25. “Debajo de 18, significa que está baja de peso; por encima de 25, se encuentra en sobrepeso, y, superior a 30 está en obesidad, lo cual implicaría un riesgo mayor de diabetes gestacional”. Igualmente, se realizan exámenes pélvicos, del aparato reproductor, de sífilis, de VIH y se determina que la mujer no tenga anemia.
“Para la elaboración de la historia clínica, también se tiene en cuenta que ninguno de los padres consuma drogas; pues de ser así, se deben suspender inmediatamente. En el hombre se recomienda como mínimo tres meses antes del embarazo, porque entre la producción de los gametos masculinos (espermatozoides), su maduración y salida en la eyaculación, transcurren aproximadamente 75 días. Por eso, se requiere todo ese tiempo para desintoxicarse”.
Con los exámenes que se practiquen, es posible establecer una serie de medidas que antecedan a la concepción, como la administración de vitaminas prenatales y ácido fólico, el cual deben tomar las mujeres que planean tener hijos con uno a tres meses de anticipación, pues previene defectos en el tubo neural del bebé. Vea más información sobre este aspecto en la página 12.
Tenga en cuenta
La consulta preconcepcional se evalúa la expectativa de vida de los padres para determinar si su diferencia generacional con el futuro hijo les permitirá vivir toda la etapa lúdica de la educación.
También resulta esencial verificar el presupuesto del que se dispone, pues las finanzas cambian cuando un bebé llega al hogar. No olvide tener en cuenta que habrá que invertir en pañales, leche, ropa, cuna, coche, seguro médico, estudio, compotas y demás.
La vacunación
Otro factor determinante es que la mujer tenga completo el esquema de vacunación, contra la hepatitis A, B y C, Tétanos, Rubeola y las demás de la infancia, que generalmente se cumplen, esto, teniendo en cuenta que “no se pueden aplicar vacunas de virus vivos en un tiempo menor de tres meses antes del embarazo”.
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