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EMPRESA, CUERPO VIVO
Las empresas son cuerpos vivos, palpitantes. Débito y crédito. Tienen pulmones, sangre, músculos, alma; y están regidas por las leyes universales, sistémicas. Antes que responder a los presupuestos y balances, responden al conjunto.
Las organizaciones forman un espacio o cuerpo psicoafectivo común, vital. Y sólo estarán bien si la totalidad está bien.
Esto obliga a redefinir la administración de empresas según la forma como se arman los equipos de trabajo, como se hace la planeación estratégica, y como se manejan las ventas.
El presidente puede organizar su gente para conseguir un objetivo, y seguramente lo lograra. Pero eso no garantiza el resultado de largo plazo. Se requiere capacidad de escuchar el sistema como un todo. Muchas empresas se desgastan inútilmente. No basta con ser eficientes para ser estratégicos. No basta con tener dinero para dominar un mercado.
Las empresas pueden lograr metas, mover recursos, prestar servicios, fabricar productos y aún así terminar en banca rota.
¿Qué hace realmente la diferencia?
La primera responsabilidad del Gerente no es la de maximizar las utilidades, sino la de construir riqueza. Para esto se requiere tener claras las fuerzas sutiles que determinan la vitalidad de la empresa como el vínculo, el compromiso, la presencia y consciencia de los empleados para podre articular lo que les corresponde como cuerpo social y principio sistémico, y así lograr los resultados esperados.
Cuando las empresas se entienden a sí mismas como organismos vitales, empiezan a distinguir entre lo que quisieran que sucediese y lo que está sucediendo. Se abren a la manifestación de lo humano, desmenuzan las implicaciones del manejo de los recursos - entre ellos el dinero - y el carácter de las decisiones es otro.
Daniel Kahneman (Nobel de Economía, 2002) dijo que la gente no toma decisiones desde la razón. El factor emocional es crítico. El cliente no compra según lo planeado. Los mercados no se descubren ni responden porque sea una buena idea, o porque se tenga mucho dinero, por una buena estrategia de precio, publicidad y producto a tiempo. Antes que ejecutivos o empleados somos personas…. Y ahí el control se escapa.
Nadie controla nada, en realidad. Todos tenemos funciones y poderes, pero al pertenecer a una organización más amplia, lo que rige es el conjunto, no el individuo. La economía, depende en realidad de factores no visibles, poco racionales. Los empleados nos movemos primero por lo que sentimos y luego por lo que sabemos.
Para comprender cómo juegan estas "fuerzas" en el escenario cotidiano y sacar el mejor provecho se debe mejorar la comunicación efectiva, la creatividad, la innovación y el trabajo en equipo.
La administración de empresas, es un delicado balance entre productividad, creatividad, innovación, visión, estrategia y supervisión.
Poder y control, son realidades innecesarias. Lo importante para un Gerente es "leer" el entorno como sistema. Cuando se trabaja a consciencia esta idea, se vuelve posible intuir, sentir y descubrir nuevos mercados y nuevos capitales humanos inexplorados, rentables, prácticamente sin “riesgo”. Se podrá saber dónde invertir y dónde no; cuándo hablar y cuándo no, cómo vender y cómo comprar lo cual mejorará el desempeño individual y colectivo del "equipo".
Resumen articulo REVISTA DINERO
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