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VALERIA EN EL AFRICA 11


Ver la carta numero 10 en:

Hoy llegue muy cansada del trabajo, creo que no es ni siquiera cansancio físico sino mental de estar todo el día viendo estas escenas tan tristes.  También estaban los niños de ayer y hoy les compre chitos y bombones. Además, visité el peor o mejor lugar, no se todavía, de toda mi vida.

Por la mañana fuimos a visitar los últimos dos colegios que nos hacían falta y estábamos posponiendo porque eran lejos de la oficina, muy adentro de Kibera (el slum).

Caminamos aproximadamente una hora y media para llegar a un lugar donde nos quedó de recoger la encargada del colegio. Todo esto con Martin,   un hermano de Isabel la directora de la organización que siempre está ahí para ayudar en todo y nos acompaña en todas las visitas. 

Hubo momentos en los que sentí miedo, porque inclusive Martin nos dijo que no era muy seguro ir tan adentro en el suburbio pero definitivamente valió la pena el susto.

Primero fuimos a un colegio en el que todavía tenían los cepillos de dientes y los usaban una vez a la semana. Además aprovechamos la ocasión y el viaje para preguntares sobre el consumo de agua, los costos etc.

Después fuimos a otro colegio y en el camino se nos acercaron unos señores muy miedosos y le hablaron a Martin en suajili.

El después nos explicó que los hombres le estaban diciendo que ellos nos podían llevar al colegio.

Afortunadamente Matin es muy inteligente y conoce muy bien el suburbio, así que los ignoro y llamo a la persona del colegio para que nos recogiera en donde estábamos

Nos recogió una señora muy querida y después de caminar menos de 10 minutos llegamos a un “colegio”, si así se puede llamar este lugar.

Nos entro en un cuarto que tenía dos camarotes y allí nos ofreció sentarnos  porque no tienen sillas ni ningún otro lugar para recibirnos.  La mujer, muy honesta nos dijo que no habían continuado con la campana de higiene oral porque no tenían dinero ni siquiera para comprar agua.

Nos conto que 25 de los niños eran huérfanos y dormían en las camas en las que nosotros estábamos. Además nos conto que ninguno de los padres de los niños  pagaba por dejar sus hijos en este lugar porque no tenían dinero. Ella sostiene esta especie de orfanato con la plata que recibe de la venta de unas artesanías que ella y varias ayudantes elaboran. El colegio es su propia casa, tiene un salón, un cuarto y un patio. Ante esta situación, le comentamos a la mujer sobre el proyecto de agua y ella nos conto sobre conto sobre la cantidad de agua que consumían y lo que le costaba.

Ellos usan 1600 L semanales  que es menos de lo que nos gastamos en una ducha. Esto les cuesta 400 shilings, que es más o menos 5 dólares semanales y muchas veces no tienen este dinero.

Nos hizo un recorrido por el lugar y las condiciones son mucho peores que en otros colegios. No tienen piso, es la tierra del suburbio, hay niños sin zapatos  y si en los otros colegios nos recibieron muy bien los niños en este orfanato se volvieron locos.

Me cogían los pelos de los brazos, se prendían de mis piernas, me jalaban  mejor dicho como si nunca hubieran visto alguien blanco.

Se pusieron muy tristes cuando nos íbamos a ir, inclusive uno de los niños se puso a llorar.  Después de ver este lugar, sin duda alguna ahora el primer lugar en el que vamos a desarrollar el proyecto es este.

Además, pensé que podría ser una buena idea ir a varios sitios turísticos como el orfanato de elefantes, el parque de las girafas  etc donde venden algunos productos y pedirles que reciban las artesanías de esta mujer en consignación.

Por la tarde, Yasmin, Martin y yo nos sentamos a trabajar en el proyecto del agua. Llamamos a las empresas de la cuidad que fabrican estos tanques y encontramos una que esta dedicada a la ayuda social 


tiene precios muy bajos en comparación con las demás. Sus principales clientes son UNICEF y otras ONG. Esto es muy bueno pero también implica que es muy difícil conseguir precios más bajos o donaciones.

Sin embargo ya me voy a sentar con Yasmin a hacer una propuesta formal para llevar a las empresas lo antes posible. Además fuimos a un almacén a ver los precios de los materiales que requerimos para la estructura del tanque y de esta manera empezar a hacer el presupuesto.

Tengo mucho trabajo y muy poquito tiempo. Espero que este proyecto salga adelante porque cada vez estoy mas convencida del éxito que tendría esta idea.

Además, el lunes Yasmin y yo vamos a empezar con unas clases de educación sexual en un colegio y también debemos preparar la clase.

Mañana voy para Masaimara a hacer un zafari y vuelvo el domingo, así que tengo  muchas cosas que hacer.


2 comentarios:

  1. Un gusto de conocerte, Valeria. Llegué a su blog a través de Natalia Moreno. Me encantó leerlo pero temo que para otras personas será difícil pues la continuidad se perde a partir de la página 4, y la 8 no existe; sería bueno hacer una que llevara a todas las hojas del blog. Me parece loable la actividad de AIESEC y la idea de aprovechar aguas lluvias en colegios keninanos (generar infraestructura) es excelente. Pero mejor la idea de aprovechar un blog para conseguir ayuda!: Primero poner en números las necesidades y luego buscar maneras de recoletarla. ¿Se podrá ofrecer reconocimiento a través de AIESEC a quienes puedan patrocinar económicamente el proyecto?. Hacer un video de niños de los colegios a quienes se pretende colaborar puede ayudar, incluso si uno de ellos puede hablar sobre sus necesidades y traducirlo... Muchas personas podemos aportar varios tipos de ayuda.

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  2. Hola Valeria es una belleza lo que realizaste en esa corta pero fructífera experiencia, supe de tu blog por Constanza tu tía y también tengo el mismo comentario del Señor Pachón sobre las fallas del blog. Mis felicitaciones.

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