El
otro día me contaba mi marido que Teodosio, un vecino del pueblo, (pueblo de
los de verdad con 54 habitantes) estaba sentado en una silla… y cuando le
preguntó qué estaba haciendo, le dijo de forma totalmente natural: “Estoy
viendo cómo crecen los garbanzos…”. De hay nace esta reflexión.
¿Conoces esa canción que dice: “No pares, sigue, sigue?”…
O los anuncios de la tele que dicen cosas como:
“Cuando
el mundo no se detiene, tu tampoco puedes…”
“Para que el resfriado no te pare a ti ni a los tuyos…”
Estos son mensajes que recibimos habitualmente…
Cuando nos apretamos los días, solamente el hecho de
pensar que tenemos que parar un momento dispara nuestros niveles de ansiedad,
los anuncios de televisión que suelen ser en reflejo de nuestra forma de vida y
que conforman a su vez nuestras creencias, lo dicen con claridad: “No podemos
parar” y además el no poder parar y completar nuestras listas interminables de
cosas por hacer, nos da sensación de control sobre nuestras vidas, nos otorga
satisfacción y felicidad. Y solemos pensar “qué eficaces somos…”
Al igual que el video ¿Cuántas
cosas tienes que hacer, para sentirte útil, para sentirte bien…?
No
importa cuántas tareas hagas, incluso si haces varias a la vez tampoco es
suficiente, y no hay tope, nunca terminas, siempre quedan cosas importantes por
hacer (o eso crees), porque todas las cosas de tu lista son importantes (o eso
crees). Es un saco sin fondo.
y si no completas tu lista piensas que es una catástrofe.
y si no llego…
y si no me da tiempo…
aparece el “Y SI…” que nos tortura…
A veces no paramos, ni siquiera cuando no tenemos gran
cosa que hacer. ¡Te descubres corriendo para llegar a casa, incluso en
ocasiones en las que llegar cinco minutos antes o después realmente no es
importante, corres para llegar a casa y relajarte, cuando en realidad podrías
ir despacio y llegar a casa ya relajado!! ¡Esto es un sin sentido! ¡Bienvenido
a la coherencia de nuestros tiempos.
Rebélate
¿Te
has parado a pesar que es lo que ocurre realmente si paras?
Todos en alguna ocasión hemos parado, a veces se dan
circunstancias en nuestras vidas que nos obligan a parar. Una enfermedad
propia, ocuparnos de alguien que nos necesita y no hay elección.
Cuando una situación determinada te “obliga“ a parar,
sigue la tortura, piensas
en todas las cosas que tenias que estar haciendo y no haces, te agobias con la
cesta de la compra que no has hecho (cuando puedes todavía hacer un
mogollón de comidas con lo que tienes en la despensa.), te molesta tener que
anular la consulta con el dentista (y realmente puedes posponerla para la
semana que viene).
Qué
horror anular todas las citas de pacientes durante tres tardes que tienes
fiebre, (y realmente cuando les llamas ellos lo entienden perfectamente
y te desean una pronta recuperación)…. Porque salvo algunas excepciones (que
las hay) de nuestra lista diaria y semanal, casi todo se puede posponer y no
pasa absolutamente nada.
Pero ese tener que parar, no es suficiente yo os planteo
un querer parar… Tomar una decisión que implique un cambio claro y evidente en
el ritmo, ser rápidos cuando hay que ser rápidos y lentos cuando podamos, que
son muchas más veces de las que imaginamos.
Libérate
Haz
una prueba, en casa y durante una hora haz lo que te apetece hacer, leer, darte
un baño relajante, escuchar música, meditar, ejercicio físico … o
SIMPLEMENTE NADA, y luego piensa ¿Qué ha pasado realmente? ¿Qué catástrofe ha
sucedido… ¿Se ha parado el mundo?… nada ha cambiado, nada ha sucedido… salvo
que posiblemente te encuentres mejor, más a gusto…
Coge
tu lista, revísala y anula al menos un tercio de las tareas… y luego reflexiona
con seriedad
¿Ha cambiado algo realmente?
¿Y si dedicas una tarde a la semana a no hacer nada en
concreto? ¿Lo has probado alguna vez?
El mundo no se para, nunca para, pero tú sí puedes parar
tu mundo, sé dueño de tu vida y para cuando tú quieras, no dejes que la vida
resbale sobre ti y se adueñe de tu tiempo, usa tu tiempo deliberadamente, que
tu tiempo sea tuyo. Vive tu presente y siéntelo.
Tira
a la papelera las listas interminables de cosas por hacer…
Abre
la ventana y respira, mira, escucha, huele…
Elige
tus creencias
Que no se puede parar no deja de ser tan solo una
“creencia” y las creencias son solo ideas que decidimos creernos…
Cuando paramos suelen aparecer pensamientos de “Estás
haciendo el vago, eres una persona perezosa, eres un “dejao”, no está bien
tanta ociosidad…” estas son las creencias que nos esclavizan rebélate contra
ellas, libérate de ellas y crea unas nuevas que te impulsen hacia un ritmo de
vida más saludable donde hacer no es ser.
Yo
hace algún tiempo decidí instalar en mi mente una creencia:
“Yo
hoy voy a vivir”
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