Qué
duda cabe de que el Mindfulness se está imponiendo como disciplina
complementaria a todo tipo de actividad orientada al crecimiento personal y la
intervención psicológica.
Pero como suele ocurrir cuando una disciplina “nueva”
irrumpe con fuerza, se pueden tergiversar sus fundamentos y acabar por
confundirla con otro tipo de intervenciones o, simple y llanamente, hablar de
ella con excesiva ligereza y superficialidad, aproximándola a otras técnicas y
metodologías ya existentes.
A
continuación detallaremos 12 mitos o creencias erróneas comúnmente difundidas
sobre el mindfulness que es importante aclarar:
1. El Mindfulness es una técnica de Relajación basada en
la Respiración: Erróneo.
La gran diferencia entre el Mindfulness y técnicas de
relajación es que las técnicas de relajación tienen como objetivo la
relajación, mientras que
el Mindfulness simplemente trabaja sobre los focos de atención con el objetivo
de tomar consciencia de lo que nos pasa y cómo nos está pasando.
2. El Mindfulness es una forma de evadir de la Realidad:
Erróneo.
Muchos piensan que practicando Mindfulness o meditación,
lo que hacen es buscar “un rinconcito” o una zona de tranquilidad para evadirse
momentáneamente del estrés del día a día. Sin embargo a través del Mindfulness lo que se logra es
tomar conciencia de la causa del estrés. No se trata de evadirte de una
realidad, sino todo lo contrario: observarla para atravesarla con la luz de la
consciencia.
3. El Mindfulness es una forma de poner la mente “En
Blanco”: Erróneo.
Con el Mindfulness se usa siempre un punto neutro de
atención desde donde iniciar y adónde volver en caso de observar la llegada de
pensamientos “intrusivos”. Pero de ahí a poner la mente en blanco esto un mito
de las técnicas de meditación. La cuestión con el mindfulness no está en mantener la mente en blanco,
sino en conocer qué es lo que pasa en nuestra mente sin por ello “engancharnos”
a ciertos pensamientos ya que si lo hiciéramos no podríamos darnos cuenta: se
trata de reconocer qué pensamientos estamos teniendo y qué emociones nos
generan.
Para lograrlo es importante, una vez reconocido el
pensamiento, volver al punto de atención neutral (que normalmente es la
respiración), para predisponernos nuevamente al proceso mediante el cual pueden
ocurrir nuevos pensamientos que nos harían darnos cuenta de lo que nos pasa.
4. El Mindfulness es una técnica terapéutica de reducción
del estrés: Erróneo.
Decir que el mindfulness reduce el estrés es vaticinar
unos resultados que no siempre son ciertos. No es una terapia, sino un complemento a ella ya que sólo
actúa sobre los focos de atención: a través del mindfulness podemos tomar
consciencia de lo que nos altera emocionalmente y lo que posiblemente nos
produzca estrés; es posible que en algunas personas esta simple toma de
consciencia pueda tener “efectos terapéuticos” de reducción del estrés, pero
venderlo como terapia que reduce el estrés puede considerarse hasta engañoso. Más bien habría que hablar de
“regulación del estrés”, siempre y cuando se complementa con otras herramientas
y técnicas de apoyo.
5. El Mindfulness es un tratamiento alternativo con
efectos mágicos o misteriosos: Erróneo.
No hay magia alguna. Los mecanismos psicológicos que unen
pensamiento, emoción y comportamiento son ampliamente demostrados, aunque es
cierto que la simplicidad de los efectos tan inmediatos que tiene el
mindfulness sobre la
estabilización de los procesos cognitivos desde los inicios, podrían hacer
pensar en algo mágico, sobre todo en comparación con técnicas
cognitivo-conductuales que requieren de más tiempo y formación para su
suministro y aplicación.
6. El Mindfulness es algo místico, esotérico o religioso:
Erróneo.
Proviniendo de las disciplinas orientales, esto haría
pensar que para practicar el mindfulness habría que ser budista, zen o taoísta.
No es así: si bien la raíz
proviene de disciplinas religiosas, el mindfulness como práctica
occidentalizada en su esencia, no tiene connotaciones religiosas, aunque son
muchos los monjes y religiosos provenientes de disciplinas orientales que
practican e imparten esta disciplina y pueden generar cierta confusión.
Con el mindfulness no se transciende la experiencia
humana para lograr una experiencia mística, aunque puede suceder según los
casos como efecto añadido pero no como objetivo. Para que se trate de
mindfulness y no de práctica religiosa es importante que quien guía la sesión
se abstenga de introducir preceptos o mensajes con cierta orientación moral
hacia ciertas prácticas y comportamientos, que no de consejos y no induzca
ciertas formas específicas de pensar acordes con ciertas disciplinas, limitándose simplemente en guiar
los procesos personales que en cada persona pueden ser muy distintos.
7. El Mindfulness es una forma de meditación: Erróneo.
La
meditación es la esencia del mindfulness, pero el mindfulness como “atención
plena” no consiste solo en meditar de cualquier manera. Es importante
llevar la esencia de la experiencia de atención plena y la toma de consciencia
a un aprendizaje orientado a la acción y al cambio personal en aras de un mayor equilibrio
con uno mismo y con su entorno: pero cada uno es libre de buscar y
experimentar las formas con las que llegar a ello posteriormente.
8. El Mindfulness es sólo para cuando uno se siente mal:
Erróneo.
La práctica del mindfulness vale tanto en los momentos de
entusiasmo como en los de tristeza. Se trata más bien de mantener la disciplina independientemente de los
momentos que vive una persona para mantener activa la toma de consciencia:
tanto en los momentos de bienestar como de malestar puede ayudarnos a darnos
cuenta de lo que nos causa lo que sentimos, lograr una mayor consciencia,
actitud de agradecimiento, aprendizaje de lo que nos ocurre, y valorar más
profundamente la utilidad de lo que nos pasa (independientemente de que
lo juzguemos inicialmente como negativo o positivo), ayudándonos a regular y
equilibrar los estados de ánimos extremos que se alejan del punto central de
equilibrio.
9. El Mindfulness es un sustituto de tratamientos
psicológicos o médicos: Erróneo.
A lo sumo podría entenderse como un complemento para
conocer mejor nuestros procesos mentales y emocionales. Se trata más bien de una herramienta de
autoconocimiento y autorregulación pero en caso alguno habría que
entenderse como un sustituto de un tratamiento clínico.
10. El Míndfulness es complicado y aburrido: Erróneo.
El
mindfulness es autodescubrimiento y se antoja difícil entender el
descubrimiento como algo aburrido. Puede que lo sea si lo practicamos buscando
algún resultado concreto que tarde en llegar. Pero la ausencia de
expectativas es una de las esencias del mindfulness. Simplemente se trata de
tomar consciencia de lo que nos pasa. Puede a que alguno esto le cause
aburrimiento porque no quiere o no desea mirar hacia su interior. Pero tomar
consciencia de ello no sería más que un descubrimiento que se puede obtener del
mindfulness y que dista mucho del aburrir. También es cierto que algunas posturas de la práctica
pueden generar pensamientos de malestar y aburrimiento, pero en todo
caso no serán más que una oportunidad de descubrirse uno a sí mismo acerca de
cómo juzga ciertas experiencias.
11. El Mindfulness induce ser vegetarianos: Erróneo.
Podemos comer un filete con atención plena y disfrutarlo.
Cierto es que muchas personas que practican mindfulness son también
vegetarianas, pero en el
mindfulness hay que abstenerse de dar consejos o preceptos acerca de qué hacer
y qué no hacer con la comida: cada uno tiene su proceso y necesita todo lo que
le ocurre para aprender de ello y llegar a sus conclusiones; es importante
respetarlo antes que inducirle hacia ciertas prácticas.
12. El Mindfulness induce al amor hacia el prójimo y la
paz universal: Erróneo.
La
atención plena es consciencia de lo que me pasa y de cómo me pasa (a mí
y no necesariamente a los demás). Si al tomar consciencia de ello una persona
se siente más vinculada a los demás y siente deseo de paz universal y fusión
con el próximo, en todo caso será un efecto o consecuencia añadida que se dará
solo en esa persona pero que no hay porque extender a todos los casos.
Puede que una persona por efecto de una sesión
de mindfulness se de cuenta de que odia profundamente a su vecino/a de casa. No
por eso cambiará necesariamente de sentimiento por practicar mindfulness, sino que la práctica en sí le
llevará tarde o temprano a tomar una determinación con respecto a ese
sentimiento y que hacer con ello. Lo que venga después será una consecuencia sucesiva fruto
de su toma de consciencia y de su personal proceso de aprendizaje y
descubrimiento.
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