Da gracias por el nuevo día, cuenta tus
bendiciones y, con una fe recia, pulveriza las dudas y vence el miedo.
No
bajes las defensas, anímate y pon a raya el desaliento con una firme confianza
y el poder del amor.
Sabes
que solo puedes disfrutar el ahora si te perdonas, perdonas a otros y dejas de
luchar con los recuerdos.
También necesitas mirar el futuro con
esperanza, creer y no asustarte con deplorables fantasías.
La fe tiene un poder magnético y la
afianzas cuando oras y sientes a Dios muy dentro de ti.
Avanza
paso a paso, no tengas
tanta prisa por llegar y no sufras por hechos que en realidad son
baladíes.
En una
perspectiva de eternidad lo
único que queda es el amor que eres y compartes; todo lo demás es vano y pasajero.
Las
tormentas hacen mucho ruido pero tú tienes fuerzas ocultas y eres capaz de
esperar y lograr lo mejor.
No es fácil florecer donde Dios nos
puso y dar los mejores frutos sin esperar nada a cambio.
A
veces, cuando arrecian
vientos contrarios, surge la tentación de escaparse y soñar con paraísos
lejanos.
Pero el desafío es enfrentar los
obstáculos, volver
a creer y aprovechar la sabiduría de la esperanza.
Da
gracias por el nuevo día
Si naciste acá entrégate del todo, de
modo, que si debes partir dejes tu misión cumplida. En
caso contrario, serénate, mira los hechos con calma y sigue adelante apoyado en la fe y la
paciencia.
Aunque
la realidad esté más enredada de lo previsto, llegarán tiempos favorables si no
te desesperas.
Dios te da fuerzas para resolver los
problemas que te roban el sosiego.
Sé más espiritual y comprobarás que Dios es tu refugio y nunca te abandona.
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