Cuando
te sientes ante el televisor dedica unos segundos a dar gracias por aquellos
que te legaron semejante invento.
El
pionero fue el escocés John Baird quien, después de muchos
ensayos, hizo una primera demostración en 1926.
El
proceso era rudimentario y borroso, se mejoró, y en 1929
se dio la primera emisión televisada en Gran Bretaña.
Fue
Alexander Zworikyn, un científico de origen ruso, quien perfeccionó la
deficiente resolución en 1934.
Los avances continuaron y en 1967 el mundo
quedó deslumbrado con la
televisión a color.
Cuentan que el mismo Zworikyn dijo alguna vez: “Lo más importante de un
televisor es el botón para apagarlo”.
Y lo dijo consciente de su poder hipnótico y de los males que causa
si no se maneja con criterio.
Lo
irónico es ver como un estupendo medio de comunicación incomunica a los
teleadictos y teleidiotas.
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