La sombra incluye todas aquellas partes de nuestra personalidad que intentamos ocultar o negar. Incluye esos aspectos oscuros que creemos que no aceptarían ni la familia, ni los amigos y, lo que es más importante, ni nosotros mismos. El lado oscuro se halla enterrado en lo más profundo de nuestra conciencia y se esconde de nosotros y de los demás. El mensaje que recibimos de este lugar oculto es muy sencillo: tengo algo malo. No estoy bien. No merezco que me quieran. No merezco nada. No valgo nada.
En lugar de intentar suprimir nuestras sombras, necesitamos destapar, poseer y aceptar todo aquello a lo que tememos enfrentarnos.
Aceptando todo lo que somos, ganamos la libertad de elegir lo que queremos hacer en este mundo. Y mientras sigamos ocultando, enmascarando y proyectando lo que está en nuestro interior, no tenemos la libertad de ser ni la libertad de elegir.
En cuanto hagas las paces con tu sombra, tu vida se transformara. Y la oruga se convertirá en una preciosa mariposa. Dejaras de pretender ser alguien que en realidad no eres. Ya no tendrás que demostrar nunca más que no eres lo suficientemente bueno. En cuanto aceptes tu sombra se acabara vivir con miedo. Descubre los dones de tu sombra y revélate finalmente en toda la gloria de tu yo verdadero. Y entonces gozaras de libertad para crear la vida que siempre has deseado.
A casi todos nos han educado en la creencia de que las personas poseen cualidades buenas y cualidades malas. Y que para ser aceptados debemos deshacernos de las cualidades malas o, como mínimo, ocultarlas. Esta idea aparece en cuanto empezamos a individualizar, en cuanto somos capaces de distinguir nuestros dedos de los barrotes de la cuna y a distinguirnos de nuestros progenitores.
Nada existe que podamos ver o concebir que no esté en nosotros y el propósito de nuestro viaje es recuperar esta plenitud.
La santidad y el cinismo, lo divino y lo diabólico, la valentía y la cobardía: todos estos aspectos yacen adormilados en nosotros y emergerán en un momento determinado mientras no reconozcamos su existencia y los integremos en nuestra psique. A muchos nos da tanto miedo la luz como la oscuridad. A muchos nos asusta observar nuestro interior y este temor llega a levantar muros tan gruesos que logran que resulte imposible recordar de nuevo quienes somos en realidad
SOLO CUANDO TENGAMOS LA VALENTÍA SUFICIENTE
PARA AFRONTAR LAS COSAS TAL Y COMO SON,
SIN DECEPCIONARNOS O ILUSIONARNOS,
UNA LUZ EMERGERÁ DE LOS HECHOS,
E ILUMINARA EL CAMINO DEL ÉXITO
PARA QUE PODAMOS RECONOCERLO
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