Meses atrás, cuando recogía a los niños del colegio, otra madre a la que conocía bastante bien, se me acercó.
-“¿Sabes lo que tú y yo somos?” - me preguntó.
Antes de que yo pudiera darle una respuesta, la cual la verdad no sabía yo cuál era, ella me empezó a contar la razón por la cual me hizo esa pregunta.
-“A lo que me refiero - explicó la oficial - es a si usted trabaja o es simplemente una…?”
-“Claro que tengo un trabajo - le contestó - soy una mamá”
La oficial respondió:
-“No ponemos mamá como opción, vamos a ponerle ama de casa”
Fue la respuesta enfática de la oficial.
Le respondí:
-“Soy una Investigadora Asociada en el campo del Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas”
-“Me permite preguntarle - dijo la funcionaria, con un aire de interés - ¿qué es exactamente lo que hace usted en este campo de investigación?”
Con voz calmada y pausada, contesté: -
-“Tengo un programa continuo de investigación (qué madre no lo tiene) en el laboratorio y en el campo (normalmente me hubiera referido a lo anterior como adentro y afuera). Estoy trabajando para mi maestría (la familia completa) y ya tengo cuatro créditos (todas mis hijas). Por supuesto que el trabajo es uno de los que mayor demanda tiene en el campo de humanidades (¿alguna madre está en desacuerdo?) y usualmente trabajo 14 horas diarias (en realidad como 24). Pero el trabajo tiene muchos más retos que cualquier trabajo sencillo, y la remuneración es más que solamente económica, también están ligadas al área de la satisfacción personal”
Se podía sentir una creciente nota de respeto en la voz de la funcionaria, mientras completaba el formulario.
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