La
novena (del latín novem, 'nueve') es un ejercicio de devoción que se practica
durante nueve días para obtener alguna gracia o con una intención.
Puede estar dedicada a Dios Padre, a Jesús, al Espíritu
Santo, a la Virgen María y a muchos santos. Pueden ser nueve días consecutivos
o nueve veces un día de la semana determinada (nueve viernes, por ejemplo).
Cuando
se pide la intercesión de un santo, se busca imitar sus virtudes y santidad ya
que de lo contrario la novena carecería de sentido si no se practica con fe y
determinación de cambio.
A diferencia de las octavas, de carácter festivo, las novenas se hacen con una intención o para orar por un difunto.
Actualmente, y sobre todo en España y Latinoamérica, muchas
poblaciones preparan las fiestas patronales con un solemne novenario en honor
al Patrón o
Patrona del municipio, y básicamente consisten en la
celebración de una Misa de forma solemne y con gran asistencia de fieles
durante nueve días consecutivos.
Concretamente en Colombia se
celebra a partir del 16 de diciembre donde las familias se juntan frente al
pesebre para rezar la Novena de Aguinaldos.
La novena no tiene su origen en
la Biblia, sino que se inspira en una costumbre griega y romana, que celebraban
nueve días de duelo por los difuntos o para apaciguar a los dioses.
NOVENA AL NIÑO JESUS
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Al PADRE
Dios Padre de infinita caridad, que tanto amaste a los
hombres, que les entregaste a vuestro Hijo amado, para que hecho hombre en las
entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio, os
damos gracias por tan soberano beneficio. Agradecido, os ofrezco todas las
virtudes de vuestro Hijo, suplicándoos por los divinos méritos de su
nacimiento, por su pobreza, humildad y por las lágrimas que derramó en el
pesebre, que dispongas nuestros corazones como tu humilde morada para siempre.
Que allí te recibamos limpios de pecados, con humildad profunda, con amor
encendido y con despego de todo lo terreno. Amén (Se reza tres veces el Gloria)
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Soberana María que por vuestras grandes virtudes, y
especialmente por vuestra humildad, Dios quiso escogerte para ser Su que seas
su madre; os suplico que vos misma prepareis y dispongais mi alma y la de
todos, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.
¡Oh dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo
recogimiento y tierno amor con que le recibisteis vos, para que nos hagáis
menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. - Rezar:
Avemaría.
A SAN JOSÉ
¡Oh Santísimo José!, esposo de la Virgen María y padre
putativo de Jesús. Gracias a Dios que te escogió y a ti por responder con tanta
virtud. Dios te dotó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza;
os ruego por el amor que tuviste al Divino Niño, me ayudes a tener el mismo
fervor para recibirle en la Eucaristía. Amén. -Rezar: Padre Nuestro, Avemaría,
Gloria.
ORACIÓN AL NIÑO JESÚS
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable
Margarita del Santísimo Sacramento: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los
meritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Vos, ¡Oh
Jesús, que sois la misma verdad, venimos reconociendo que somos pecadores.
Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.
Nos entregamos a Vos, ¡oh Niño omnipotente! Seguros de que no quedará frustrada
nuestra esperanza y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis
nuestra súplica. Amen.
CONSIDERACIÓN PARA CADA DIA (ver abajo)
Para finalizar se cantan villancicos y cantos apropiados…
GOZOS
Dulce Jesús Mió
Mi niño adorado.
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Oh Sapiensa suma
Del Dios soberano,
Que al nivel de un niño
Te hallas rebajado!
¡Oh Divino infante
Ven para enseñarnos
La prudencia que hace
Verdaderos sabios!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Oh raíz sagrada
De José, que en lo alto
Presentas al orbe
Tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
Que has sido llamado
“Lirio de los Valles,
Bella flor del campo!”
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Oh lumbre de Oriente
Sol de eternos rayos
Que entre las tinieblas
Tu esplendor veamos!
¡Niño tan precioso
Dicha del cristiano,
Luzca la sonrisa
De tus labios!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
Rey de las naciones
Emmanuel preclaro.
De Israel anhelo
Pastor de rebano!
¡Niño que apacientas
Con suave cayado
Ya la oveja arisca
Ya el cordero manso!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
Ábranse los cielos
Y llueva de lo alto
Bienhechor roció
Como riego santo!
¡Ven hermoso Niño!
¡Ven Dios humanado!
Luce, hermosa estrella,
Brota flor del campo!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
Ven que ya Maria
Previene sus brazos
De su Niño vean
En tiempo cercano!
¡Ven que ya José
con anhelo sacro
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Del débil auxilio.
Del doliente amparo,
Consuelo del triste,
Luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi sueno adorado,
Mi constante amigo,
Mi divino hermano!
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
¡Ve ante mis ojos
De ti enamorados
Bese ya tus plantas!
Bese ya tus manos!
Prosternado en tierra
Te tiendo los brazos
Y aun más que mis frases
Te dice mi llanto!
Ven Salvador nuestro,
Por quien suspiramos,
¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
Diciembre 16
La vida del Verbo Eterno en el seno de su padre era una vida
maravillosa; y sin embargo, ¡misterio sublime! Busca otra morada. Una mansión
creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita
felicidad, sino porque su misericordia infinita anhelaba la redención y la
salvación del género humano, que sin El no podría realizarse. El pecado de Adán
había ofendido a Dios, y esa ofensa no podía ser perdonada sino por los méritos
del mismo Dios. La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo
eterno; era, pues, necesario para salvarla y satisfacer su culpa que Dios se
encarnara y obediente a los designios de su Padre, expiase aquella
desobediencia, ingratitud y rebeldía. Por eso el Verbo Eterno, ardiendo en
deseos de salvar al hombre, resolvió hacerse hombre y así redimir al culpable.
Diciembre 17
El verbo eterno se halla a punto de tomar su naturaleza
creada en la santa casa de Nazaret. Maria estaba sola y embebida en oración.
Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión mas estrecha con Dios. El
arcángel Gabriel la visita con el mensaje divino, pide su consentimiento. El
creador no quiso efectuar este gran misterio sin la aquiescencia de su
criatura. Ella da su FIAT. Entonces, el Verbo Eterno se encarnó en ella
convirtiéndola en su madre.
Diciembre 18
Jesús fue un bebé en el vientre de su madre. Consideremos su
pequeñez, su total dependencia, como niño, en su madre. Adorémosle porque ese
bebé es Dios. Consideremos que el niño es el Señor de toda la creación a quién
obedecen los ángeles. Es mas poderoso que todos los ejércitos que jamás
existieron o existirán. Viene, sin embargo humilde y débil para enseñarnos a
amar.
Diciembre 19
Desde el seno de su Madre comenzó el Niño Jesús a poner en
práctica su eterna sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción
durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su
voluntad, aceptaba su humanidad con todas sus limitaciones para enseñarnos a
nosotros a vivir como hombres y expiar nuestro orgullo, origen de todos
nuestros pecados. ¿Quienes de nosotros quisiera retroceder a un estado
semejante en el pleno goce de la razón y la reflexión?
Diciembre 20
Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno
de su purísima Madre; veamos hoy la vida que llevaba también María durante el
mismo tiempo. María, llena de esperanza, deseaba contemplar la faz de Dios
encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo
durante toda la eternidad. Iba a verle en la ignorancia aparente de la
infancia, en los encantos particulares de la juventud y en su revelación
pública de la edad madura.
Diciembre 21
Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de Jesús y
Maria, y allí era de creer que iba a nacer, según todas las posibilidades. Más
Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el
Mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esta
predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación
con este objeto a saber: la orden dada por el emperador Augusto de que todos
los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran
originarios. María y José, como eran descendientes de David, estaban obligados
a ir a Belén.
Diciembre 22
Meditemos en el viaje de Sta. María y San José hacia Belén;
llevando consigo, aun no nacido, al creador del universo, hecho hombre.
Contemplemos la humildad y obediencia de ese divino Niño que aunque de raza judía
y habiendo amado a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a
un príncipe extranjero que forma el censo de la población de su provincia. Vive
esa circunstancia y sus padres también la han de sufrir. Ellos no entendían
todo pero aceptaron por fe. Nosotros también vivimos en un mundo donde los
fuertes se imponen, pero si confiamos en Dios veremos maravillas.
Diciembre 23
Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje, pero no lo
encuentran. Todo está lleno por causa del censo. Ellos eran pobres y no podían
pagar por privilegios. Pero nada puede turbar la paz interior de los que están
fijos en Dios. Si José experimenta tristeza cuando era rechazado de casa en
casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreía también con santa tranquilidad
cuando fijaba la mirada en su casta esposa que le animaba. El Niño aun no
nacido aceptaba aquellas negativas que eran el preludio de las humillaciones
venideras. Esas humillaciones no lo alejan. El vino a buscar a los pecadores.
Diciembre 24
Ha llegado la media noche, y de repente vemos en el pesebre,
poco antes vació, al Divino Niño esperando, vaticinado durante cuatro mil años
con tan inefables anhelos. Allí su Santísima Madre en los transportes de una
adoración de la cual nada puede dar idea. José, también se acerca y le rinde
homenaje, ejerciendo su misterioso e imponderable oficio de padre putativo del
redentor de los hombres. La multitud de Ángeles que desciende del cielo a
contemplar esa maravilla sin par hace vibrar en los aires las armonías de ese
Gloria in Excelsis, que es el eco de la adoración en torno del trono del
Altísimo hecho perceptible a los oídos de los pobres en la tierra. Convocados
por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién
nacido y presentarle sus humildes ofrendas.
¡Oh adorable Niño! Nosotros también, los que hemos hecho
esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros
nuestra pobre adoración; no la rechacéis! Venid a nuestras almas; venid a
nuestros corazones llenos de amor. Encended en ellos la devoción que realmente
practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos
del pecado y sembrando en nosotros todas la virtudes cristianas.
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