Esta vez vamos a emprender el viaje por
un país muy fascinante. La puerta de Europa a Asia, a los sultanes, a las
mezquitas, a las alfombras voladoras, a Turquía. Y conoceremos en 3 intensos
días la ciudad que vive dividida entre dos continentes: Estambul.
Lo
primero que vamos a conocer es Santa Sofía. Una mezquita, una iglesia bizantina, un santuario y,
ahora: un museo. Su
nombre quiere decir Sabiduría Sagrada. Lo más llamativo son los fondos
caligráficos, es la seña de identidad del edifico. Justo enfrente está la mezquita azul, una
maravilla en todos los sentidos. Este edificio es una auténtica preciosidad.
Lo
siguiente es la cisterna
de Yerebatan (10LT, 4,66 euros), la más grande de las 60 cisternas que se
construyeron en Estambul en la época bizantina, del 532. Tiene 336
columnas, en 12 hileras de 28 columnas, con 4 metros de separación y 8 metros de altura, es
decir, unos 80.000
metros cúbicos de agua En la misma placita están los baños de Roxelana.
Eran baños imperiales reservados para cuando Santa Sofía era utilizada de
mezquita, con separación para hombres y mujeres.
El Hipódromo, construido en el
siglo III por el emperador Severo. Constantino lo amplió para dar cabida
a 100.000 espectadores
y lo adornó con columnas, de las que hoy quedan la columna de cantería, con
forma de obelisco, se compone de piedras sin tallar y debió de estar cubierta de placas de bronce con
inscripciones de oro.
La fuente alemana, de estilo
neobizantino, es octogonal y está abovedada. Fue construida en 1900 por el gobierno alemán con
motivo de la visita del emperador Guillermo II en 1898.
La
plaza de Çemberlitash, hay
muchas tiendas y los restaurantes son típicos y no demasiado caros.
El fabuloso palacio de Topkapi.
El palacio fue construido por Mehmet II en varios pabellones.
La
columna de Constantino, construida en el 330. En tiempos sostuvo la estatua del
emperador y cuenta la leyenda que en su base se guarda un frasco de aceite de perfumado de María Magdalena
y algunos panes con los que Jesús alimentó a la multitud.
El famoso Gran Bazar, fundado por
Mehmet II. Y en cuyos alrededores también se puede cenar.
La playa de Beyazit, donde se
encuentran la torre y la mezquita que reciben el mismo nombre. Es la zona
más animada del casco antiguo y su mezquita es la más antigua de Estambul.
La
mezquita de Suleyman, donde está enterrado el sultán, la más bonita de la
ciudad.
El acueducto de Bozdogan, también
conocido como acueducto Valente, ordenado construir por Constantino el
grande y terminado por el emperador bizantino Valente en 368, traía el agua desde el Bosque de Belgrado.
El
Puente de Ataturk, el cuarto más largo de Europa y el séptimo del mundo.
La
Torre Gálata, que se ve casi desde cualquier punto de Estambul. Tiene 61 metros de alto y se
construyó sobre la colina Gálata, con lo que ofrece una panorámica de lujo y de subir 143
escalones, aunque también hay ascensor. Nos permite la mejor vista del Mar de Mármara y del
entrañable Cuerno de Oro.
El barrio
de Taksim, uno de los más concurridos, sobre todo por la noche.
La zona histórica de Beyoglu (la
moderna es Taksim), repleto de pequeñas tiendas en las que se puede encontrar
de todo, especialmente gangas.
La mezquita nueva, la Yeni Cami.
Su edificación duró 66 años, por falta de financiación y lo mejor son las
vidrieras y la marquetería de puertas y ventanas.
El Gran Bazar Egipcio o de las
especias. Fue construido en 1660 para financiar la mezquita nueva y
actualmente tiene 97 tiendas. Dentro se pueden comprar no sólo especias, sino
perfumes o alimentos típicos.
Cruzar
el Bósforo, a la parte asiática donde salen infinidad de barcos: autobuses marinos, transbordadores
normales, transbordadores de coches y motoras.
Usküdar es uno de los barrios más
antiguos de la parte asiática,
lleno de callecitas laberínticas en los alrededores de la zona monumental, que
es la plaza del muelle.
El palacio de Dolmabahçe, construido a
mediados del XIX por el sultán Abdülmecit I. La fachada del palacio se extiende a
lo largo de 600 metros ,
a la orilla del Bósforo, es uno de los palacios más impresionantes de Estambul,
la sala de recepción tiene 56 columnas y la lámpara de araña es inmensa, pesa 4
toneladas y media y lleva 750 bombillas, fue traída de Inglaterra y se dice que
es la más pesada del mundo.
El barrio de Sultanhamet donde puede buscar
un buen baño turco,
un hamam, donde serán bañados y masajeados a conciencia hasta hacer desaparecer
cualquier pequeño atisbo de estrés. Los baños turcos son radicalmente diferentes a cualquier variedad de
spa que hayas conocido.
El barrio Ortaköy es un barrio bohemio,
de callejuelas estrechas, en las que se agolpan las tiendas de antigüedades, de
souvenirs, los bares y restaurantes con
terracitas a orillas del Bósforo.
El café turco es una auténtica
maravilla, pero
sólo se bebe la mitad de la taza, el resto son posos aunque no lo parezcan. El
té turco no tiene fama, pero es incluso mejor que el propio café. Y el agua,
siempre embotellada.
Comprar
en Estambul significa entre otras cosas regatear con habilidad. Los vendedores suelen hablar español o
cualquier otra lengua y dialecto mundial con tal de vender.
En Estambul, para entrar en las
mezquitas, nos tapan la cabeza, así que no olvide llevar siempre un pañuelo.
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