¿QUE PASA SI TOMA COCACOLA EN EXCESO?

Mi nombre es George Prior,  soy un ciudadano promedio británico de 50 años y he decidido poner a prueba mi organismo, para revelar la realidad detrás del rumor sobre el consumo del polémico refresco Coca-Cola, para ello he decidido tomar 10 latas de soda por día durante un mes. ¿Qué sucedió con mi cuerpo? Averígualo a continuación:

1. Primero:

Si se hicieran las cuentas basándose en el contenido de cada lata, las diez unidades equivalen prácticamente a ingerir medio kilogramo de azúcar todos los días.

Soy un hombre saludable, con un cuerpo bien definido y sigo un régimen alimenticio llamado “Paleo”, una dieta que consiste en consumir proteínas (carne y huevos) con una alta ingesta de vegetales. En este experimento sólo cambiaré una cosa: el consumo de refresco y nada más.

2. ¿Qué le pasó a mi cuerpo?

He descubierto que los rumores son ciertos. Subí mucho de peso, exactamente 10.4kg, mi nivel de insulina estaba muy alto y mi presión arterial se fue por los cielos, pasé de un estable y normal 129/77 a un peligroso 143/96, lo que me puso en riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.

Mi grasa corporal se incrementó en un 65% (de 9% a 16%) En resumen, pasé de un cuerpo saludable y definido a una persona con sobrepeso y estado de salud preocupante.

3. Me volví un adicto a la Coca-Cola.

Los efectos no se detuvieron sólo con el peso y la presión, también me volví adicto al refresco. Cuando me quedé algunas horas sin tomar Coca-Cola, sentía una ansiedad terrible y un deseo intenso por comer algo dulce. Además, el consumo del refresco dejaba mi cuerpo hinchado y mis idas al baño se incrementaron casi al triple.

4. ¿Por qué lo hice?

La intención tras este drástico experimento era sentir en carne propia lo que todo mundo ya está cansado de escuchar: los refrescos y, principalmente, el azúcar son los grandes villanos de la salud. Creo que existen muchas personas que sufren problemas de salud como diabetes y enfermedades cardiacas que no se dan cuenta que podrían mejorar con el simple hecho de parar con el azúcar.