Cuando he despertado del dulce sueño en que me
sumí, sin motivo alguno ni aparente, he descubierto que los sueños se alimentan
de vida. Duermes, para
soñar, y sueñas para despertar... Una pequeña muerte diaria que te atrae a un
mundo de rutinas, caminos y compromisos absurdos.
Cuando he despertado de la larga noche, he comprendido que mis sueños
sólo han servido para mantenerme dormida. Tal vez tenga que fijar todo
mi esfuerzo en otro sueño... del que volveré a despertar, sin duda alguna.
En cada pequeña muerte, dejaré un verso en
forma de canción que siempre quise regalarte, un beso triste y un guiño sin
excusas.
Volveré
a dormir. Volveré a soñar... Mi pregunta es... ¿Volveré a encontrarte en mis
sueños?
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